24 de abril de 2020

Luisa Isabel Villa Meriño, 5 poemas 5



Fotografía de Paul Kwiatkowski



I

El árbol para el testigo no cambia
La poeta y los dioses hacen ficciones sobre el tiempo
pero no pueden
evadir la huella en el testigo:
cerdos que comen ojos 
el gallo de pelea 
torturado
perros enmudecidos guiando el terror de los amos 
y todo el pueblo enterrado
sin ritual
en un hoyo de cinco metros

¿Sirve la poesía para ver
en el árbol y en el hombre la misma solemnidad?

A mí me es imposible ver lo mismo 
en el árbol y en el verdugo




Fotografía de Paul Kwiatkowski


II

Escribiré antes que caigan todas las hojas y las frutas
antes que lo atraviese la motosierra
antes que se convierta en desmemoriado…
(¿Qué Dioses deciden en los recuerdos?)

Escribiré hasta el final: oliendo la última fruta
y cortaré el hilo sin desistir
aunque pare

Guardaré en el poema copias de todo lo hundido
y generaciones venideras se sentarán bajo el árbol
que reposa inmortal sobre líneas





Ilustración de Tomasz Mro



ENTREVISTA A UNA SOBREVIVIENTE DEL BAILE ROJO

¿Qué piensas, compañera?
¿Quieres venir conmigo? Tengo una nueva pala 
tan nueva y tan brillante
ella parece atrapar toda la luz del sol.

Kim Jensen


La corriente desciende del armario tengo ganas de salvarme
Mi vestido largo
atasca las cuerdas vocales en el hueco de la memoria

¿Cuándo empecé a sentir miedo por mi vida?

Marisol me contó que los espíritus fornican y se reproducen bajo el agua
lloran con frecuencia:

en el mundo no hay a quién asustar 
demasiada basura
demasiada basura

Hace veinte años en las noticias me dijeron: 
“Habrá justicia y cielo abierto para todas” 
opté por creer en Marisol
Esta culpa es collar de sanguijuelas
¿Por qué no le dije al chivo sacrificado: “vuela”?
¿Cómo soporté tanto tiempo de rodillas?

Consuela repasarme un peine explosivo 
esas cosas pasan
con más años estaremos bien 
estaremos bien…

Cómo olvidar
el día que los soldados vieron
el barro en las suelas de mis botas 
“vimos tu cola batirse como loca 
en la cima de la sierra
hasta cuando consumas tu carne 
en las puras costillas
caerá el mismo balde de agua fría 
sobre tu cuerpo”

Sobre mi cuerpo al final gana un perverso amor
por vivir
una ofrenda diaria de flores amarillas
que resiste 
en el feroz altar de hielo


a Elda, a Marisol





Fotografía de Hian Oliveira



Mi amiga dice
que  en las  plantas  de los pies  lleva el nombre de su agresor
pisarlo le ayuda a reescribirse
Me complace la valentía de las otras
debemos estar libres de todo mal
¿y yo? ¿Se puede escribir “agua”
 y pisarla?
Siento las piernas como rocas grandes…
¿He de autoexcluirme de mi guerra?




s/d del autxr de la fotografía



Mientras lavo los platos
pienso que en otras casas los platos no solo se lavan 
se tiran al suelo y se queman…

El mundo interior de las flores es tan violento
como el de los tigres








Ph Arturo Rivera
Luisa Isabel Villa Meriño
(Copey, Cesar, Colombia, 1979)
Reside en Bogotá
POETA/TRADUCTORA/ARTISTA PLÁSTICA/GESTORA CULTURAL
de Dios fue mejor cuando era tigre
Co-Edición Baraja Gráfica Editores (Colombia)-
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1 comentario:

CarolinaS dijo...

No seré la misma después de estos poemas, me he quedado sin aliento en las plantas de mis pies

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