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11 de febrero de 2021

Julieta Lopérgolo, 4 poemas 4 (de Pero en el aire)


Ilustración de Xuan Loc Xuan


No se tienen
ni el hombre al animal
ni el animal al hombre.
Se acompañan en un punto que ignoran,
uno en el que divergen solitarios.
¿En qué piensan?
Sólo en eso hay una suposición que los embellece.


Ilustración de Xuan Loc Xuan

Todo lo que pienso tiene cuerpo.
El cuerpo del amor ajado en los objetos.
El infinito cuerpo que es la madre o el padre
y sus derivaciones.
Todo lo que pienso tiene cuerpo,
una forma más o menos sutil,
más o menos brutal,
de incesante memoria.



Ilustración de Xuan Loc Xuan

No me doy vuelta
cuando oigo tu voz
en cualquier parte,
la memoria insistente de tu voz.
Sin embargo,
cuando los árboles se secan fuera de estación
o se cae algún pájaro
y la bandada desaparece en el cielo,
presto una atención desconocida.
Me intereso por estas contradicciones
para no desoír
el mandato feroz de lo que vive.




Ilustración de Xuan Loc Xuan

Atavié mi desesperación
con restos de flores
para disimular la quemadura entera
del jardín.
Ahora no sé qué hacer.
Paseé a los animales,
barrí las hojas,
me lavé las manos,
inventé oraciones.
En un segundo conocí
la paz incuestionable de las pérdidas.






Julieta Lopérgolo
(Rosario, Santa Fe, Argentina, 1973)
Reside en Montevideo, ROU
POETA/LICENCIADA EN LETRAS/PSICÓLOGA
de Pero en el aire, Postales Japonesas Editora, Córdoba, 2020
para leer + en MOEBIUS EN LA RADIO

17 de octubre de 2018

Julieta Lopérgolo, 3 poemas 3


Le semeur, 2017

Mitigamos la belleza con nombres,
como si nos curara enfermarnos de eso.
A la espesura de los bosques
la llamamos verde,
oscuridad,
mitos de casas de los árboles;
al polvo de la tierra, humo.
Decimos nervaduras
a las venas quebradas de las hojas,
sangre al color de la respiración.
Llamamos mar
a la deriva persistente del agua.
Llamamos a lo que no habla
con este miedo.



Morir, 2017
Una isla
donde no haya más 
que la sal necesaria, 
el sol con sus ciclos, 
la noche para rezar 
la plegaria compuesta
con los restos 
de todo lo que ha quedado  
cerca de mí. 
Un hilván teñido de demora 
que me apuro a tensar 
mientras preparo el viaje, 
mientras dispongo el cuerpo
y urdo aparte un pulso/ que lo respire. 
Nada definitivo se hunde. 
Tengo que trabajar 
para que exista esa isla.



Le semeur, 2017

Por última vez
había que subir a la terraza a destender
tu ropa.
Había que ver cómo algo tan simple
nos hería.
Esa mañana contraria a las demás
la forma de tu cuerpo ondulaba en la soga,
el aire envejecido,
empastado de nada,
todo lo que no.
Queríamos decir mañana y no,
cielo celeste no,
ni vamos,
ni en un rato.
Lo único importante era esa ropa paralela
a la certeza enorme de tu muerte
en los oídos.
Podríamos haber velado directamente
la ropa tendida,
abrazados,
mientras soplaba ese viento desacostumbrado de junio
sobre el techo inocente de tu casa.





Julieta Lopérgolo
(Rosario, Santa Fe, Argentina, 1973)
Reside en Montevideo, ROU
POETA/LICENCIADA EN LETRAS/PSICÓLOGA
de Para que exista esa islaPostales Japonesas Editora, 2018
para leer + en EXCÉNTRICA y en EL POETA OCASIONAL
para leer una entrevista en INFORME URBANO
para leer una reseña por Leandro Calle en HDC
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