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9 de enero de 2021

Lorena Huitrón, 4 poemas 4


Fotografía de Cornelia Hediger

En la primaria nos pidieron hacer una muñeca de trapo
Para aprender las partes del cuerpo.

Fue nuestro acercamiento a la cirugía.

Rellené a la mía de arroz, 
La vestí a cuadros con su cabello de estambre café. 
Mi madre le pintó unos labios pequeños,
Trazó una v invertida de nariz respingadita,
Ojos almendrados y pestañas largas. 

Fui cirujana al coserla con hilo rojo,
Mis puntadas fueron discontinuas,
La aguja era muy gruesa,
Sin punta para no pincharme y llorar.

La presenté al día siguiente,
Hablé poco, volví al pupitre, 
La recosté mientras el resto de mis compañeras
Presentaban a sus pacientes. 


En el siglo XXI a una mujer le hicieron una mastectomía sin anestesia, se mostró hierática durante la cirugía y al terminar pidió disculpas, se vistió, lloró. De esto nada sabíamos, mucho menos que esa mujer se llamaba Alie.

Así debimos llamar a nuestra muñecas.


de Una violencia sencilla, Instituto Literario de Veracruz, 
Secretaria de Cultura y las Artes de Yucatán, Secretaría de Cultura de Veracruz, 2017
Premio Nacional de Poesía Experimental “Raúl Renán” 2015
para leer una reseña en Latin American Literature Today


*

Fotografía de Cornelia Hediger


Es tan frágil el molde de la madre que arrulla a todos los hombres, todos
quienes crearon a una madre molde para hornear, madre basada en
Filis, Ariadna, Briseida, Dido, con el corazón y la lengua
extirpados por el desaire de hombres habituados al botín, a la
guerra. Es frágil la idea de esas mujeres atacadas por el asma del
corazón de papel maché mientras ellos duermen apacibles. Es
insoportable mirarlas a todas agrupadas en ese molde de hierro oxidado.


de Wintu, Stomias Boa, 2017
reeditado por Ediciones Liliputienses, 2020
para leer una reseña en Sombralarga


*

Fotografía de Cornelia Hediger

El amor se sabe, se sabe,
me respondieron las mujeres mayores
cuando preguntaba cómo saber
si estaba enamorada.
Veo viejos bajar arreglados de su auto
para ir a la misa de las ocho de la mañana,
veo otros en el parque, al mismo trote,
usando el mismo color de pants y sudadera.
Veo a parejas más jóvenes caminar
como un par de bóvidos,
contemplando los aparadores de las tiendas,
con mirada de botella de vidrio


*

Fotografía de Cornelia Hediger


GIMNASIA RESPIRATORIA AUTOMÁTICA

Nuestro amor ha sido como el asma,
una dificultad al respirar acompañada
de momentos de angustia,
una frustración por no sentir el aire a plenitud.

Tu mirada y la mía se paralizan,
nuestros músculos se contraen,
en el pecho de cada uno hay una zona
del Ártico.
Tampoco eso podemos compartir,
unir las piezas,
decir al menos que estaremos juntos en el frío,
porque este aire helado en nosotros
es un rompecabezas incompleto.

Las lesiones se toman su tiempo para admirarse
durante la noche mientras dormimos,
sus sibilancias nos arrullan,
soñamos con nuestra soledad
hasta que la convulsión de nuevo nos despierta.

Necesitaríamos una silla de Rossbach1
para calmarnos,
para hacer con ella gimnasia respiratoria automática:
sentados uno frente al otro, ajustando
el corsé, haciendo ejercicios con los brazos móviles
hacia adentro y hacia afuera,
acompañarnos verdaderamente durante las crisis,
consolarnos por padecer lo mismo,
compadecernos en el tratamiento del otro.

Nos debilitamos.
Inspiramos con facilidad pero expiramos
como el movimiento del gato
al ir con empeño tras una polilla.

Nuestra habla se manifiesta
en una tos seca, gruesa,
duele decir lo que pensamos.

Poema inédito
1 Silla con corsé ajustado al respaldo y cinturón usada a principios del siglo XX
 para rehabilitar a personas con enfermedades respiratorias.



Lorena Huitrón Vázquez
(Xalapa, Veracruz, México, 1982)
POETA/ESCRITORA/CORRECTORA DE ESTILO/TRADUCTORA
para leer una entrevista en LA JORNADA ZACATECAS
para leer + en CÍRCULO DE POESÍA


3 de marzo de 2019

Lydda Franco Farías, 2 poemas 2


Fotografía de Cornelia Hediger

La tipa de pestañas de abanico
la que amanece anclada a su escritorio
o atrapada en la máquina de escribir
o envuelta en legajos y memoranda
la que mira en torno buscando a quién
fulminar
ese escorpión de soledad
que vive correctamente
que deduzco hace correctamente
el amor
sin dejar una arruga provisoria
esa máquina xerox
muy ceremoniosa
muy avinagrada ella
ese empacho de murmuraciones y qué
dirán
esa fiel difunta.

pág. 56


Fotografía de Cornelia Hediger

Con esta cara de estropicio que me gasto
con esta imbecilidad que atribuyo
a las noches en vela y al cigarro encendido
y al humo que me cubre con hálito de cementerio
con este archivo de recuerdos y falsificaciones
con estos ojos que desde luego se han de tragar la tierra
y con los que apenas diferencio
una estrella de un semáforo
y con los que sin embargo detecto
el color de tus ojos amor mío
(ese prodigio que me salva a ratos)
con estos modales de alimaña
no sé de lo que soy capaz
pero les advierto excelsas majestades
que a veces me muevo entre alfiles y cuchillos
me comporto como toda una dama.

pág. 65




Lydda Franco Farías
(Falcón, 1943 - Maracaibo, Venezuela, 2004)
de Una, 1985
en Antología Poética, Fundación Editorial El perro y la rana, 2008
Biblioteca Popular para los Consejos Comunales,
Serie Las artes y los oficios
para leer un blog que refleja su obra
para leer más en: DIGOPALABRA.TXT
y MÁS

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