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21 de febrero de 2020

Agota Kristof, 2 poemas 2 (+1)


Fotografía de Iness Rychlik


LENTAMENTE, ÉL SE ACOSTUMBRABA…

Lentamente, él se acostumbraba a que ella dejara, olvidara cosas
en su casa.
Cerillos, un pañuelo cuando lloró, una
bufanda de sus hijos, sus guantes, sus anteojos a veces.
Él, en general, dormía cuando ella se iba, estaba cansado.
Sabía que ella se quedaba ahí, en su casa, fumando cigarrillos y
                                       [pensando en Dios sabe qué.
Por la mañana descubría los objetos olvidados.
Ella no dejaba de olvidar y dejar cosas en su casa.
Su brasier.
Sus cigarrillos.
Su encendedor, un libro para niños.
Su estuche de anteojos
Sus sandalias
(De seguro regresaba descalza)
Sus pañuelos
Su cabello, sobre todo su cabello
Estaba por todos lados, su cabello
En la almohada, en el cuarto de baño, en la cocina.
Una verdadera pesadilla.
Su cabello negro, en todas partes, en todo el departamento.
La última vez, olvidó sus manos.
Dos manos sin anillos, posadas sobre el borde de la mesa,
inmóviles, sangrando un poco en los puños donde ella las había
cercenado.


LENTEMENT, IL S'HABITUAIT…

Lentement, il s'habituait à ce qu'elle laissât, oubliât des choses
chez lui.
Des allumettes, un mouchoir quand elle avait pleuré, une
écharpe de ses enfants, ses gants, ses lunettes parfois.
Lui, en général, il dormait quand elle partait, il était fatigué.
Il savait qu'elle restait là, chez lui, à fumer des cigarettes et à
penser à Dieu sait quoi.
C’est le matin qu'il découvrait les objets oubliés.
Elle ne cessait pas d'oublier et de laisser ses affaires chez lui.
Son soutien-gorge.
Ses cigarettes.
Son briquet, un livre d'enfant,
Son étui à lunettes
Ses sandales
(Elle devait rentrer à pieds nus)
Ses mouchoirs
Ses cheveux, surtout ses cheveux
Il y en avait partout, de ses cheveux
Sur l'oreiller, dans la salle de bain, dans la cuisine.
Un véritable cauchemar.
Ses cheveux noirs, partout, dans tout l'appartement.
La dernière fois, elle avait oublié ses mains.
Deux mains sans bagues, posées sur le rebord de la table,
immobiles, saignant un peu aux poignets où elle les avait 
sectionnées.


LENTAMENTE, LUI SI ABITUAVA...

Lentamente, lui si abituava a questo: che lei lasciasse, dimenticasse cose da lui 
Dei fiammiferi, un fazzoletto quando aveva pianto, una scarpa dei suoi figli,
i suoi guanti, i suoi occhiali talvolta.
Lui, in generale, dormiva quando lei partiva, era stanco.
Sapeva che lei restava lì, da lui, a fumare sigarette e a pensare a Dio sa cosa.
Era al mattino che scopriva gli oggetti dimenticati.
Lei non smetteva di dimenticare e di lasciare le sue cose da lui.
Il suo reggiseno.
Le sue sigarette.
Il suo accendino, un libro per l’infanzia
Il suo astuccio per gli occhiali
I suoi sandali
(Sarà rientrata a piedi nudi)
I suoi fazzoletti
I suoi cappelli, soprattutto i suoi capelli
C’è n’erano dappertutto, di suoi capelli
Sul cuscino, nel bagno, in cucina.
Un vero e proprio incubo.
I suoi capelli neri, dappertutto, in tutto l’appartamento.
L’ultima volta, aveva dimenticato le sue mani.
Due mani senza anelli, posate sul bordo del tavolo,
immobili, sanguinanti un po’ ai polsi dove le aveva selezionate.

Traducción al italiano de Fabio Pusterla y Vera Gheno






Fotografía de Iness Rychlik
NO MORIR…

No morir
todavía no
demasiado pronto el cuchillo
el veneno, demasiado pronto
Todavía me amo
Amo mis manos que fuman
que escriben
Que sostienen el cigarrillo
La pluma
La copa.
Amo mis manos que tiemblan
que limpian a pesar de todo
que se mueven
Las uñas todavía crecen
mis manos
acomodan los anteojos en su sitio
para que yo escriba.

Traducción de Alejandro Oliveros

PAS MOURIR...

Pas mourir
pas encore
trop tôt le couteau
le poison, trop tôt
Je m'aime encore
J'aime mes mains qui fument
qui écrivent
Qui tiennent la cigarette
La plume
Le verre.
J'aime mes mains qui tremblent
qui nettoient malgré tout
qui bougent
Les ongles y poussent encore
mes mains
remettent les lunettes en place
pour que j’écrive

NON MORIRE

Non morire
non ancora
troppo presto il coltello
il veleno, troppo presto
Mi ancora
Amo le mie mani che fumano
che scrivono
Che tengono la sigaretta
La penna
Il bicchiere.
Amo le mie mani che tremano
che puliscono nonostante tutto
che si muovono.
Le unghie vi crescono ancora
le mie mani
rimettono a posto gli occhiali
affinché io scriva.

Traducción al italiano de Fabio Pusterla y Vera Gheno




de Chiodi, Edizioni Casagrande, Bellinzona, 2018



B O N U S  T R A C K 



"En primer lugar, hay que escribir, naturalmente. Luego, hay que seguir escribiendo. Incluso cuando no le interese a nadie, incluso cuando tenemos la impresión de que nunca interesará a nadie. Incluso cuando los manuscritos se acumulan en los cajones y los olvidamos para escribir otros. Al llegar a Suiza mis esperanzas de convertirme en escritora eran casi nulas. Es verdad que publiqué algunos poemas en una revista literaria húngara, pero las posibilidades de publicar mi obra se quedaron allí. Y cuando, tras varios años de impaciencia, por fin conseguí acabar dos obras de teatro en francés, no sabía exactamente qué tenía que hacer, dónde enviarlas, a quién enviarlas.
(...) 
Empiezo a escribir relatos breves sobre mis recuerdos de infancia. Ni se me ocurre que algún día esos textos breves se convertirán en un libro. Sin embargo, dos años más tarde, tengo encima de mi escritorio un cuaderno que contiene una historia coherente, con un principio y un final, como una novela de verdad. Todavía falta pasarla a máquina, corregirla, pasarla de nuevo a máquina, eliminar lo que sobra, corregir aún más, hasta que considere que el texto es presentable. En este punto tampoco sé muy bien qué he de hacer con el manuscrito. ¿A quién he de enviarlo? ¿A quién he de dárselo? No conozco a ningún editor, a nadie que pudiera conocer a uno. 
(...)
En Berlín, por la noche, tenemos una velada de lectura. La gente viene para verme, para escucharme, para preguntarme cosas. Sobre mis libros, sobre mi vida, sobre mi trayectoria como escritora. He aquí la respuesta a la pregunta: uno se hace escritor escribiendo con paciencia y obstinación, sin perder nunca la fe en lo que escribe."



de L´analphabète, 2004
AnalfabetaUn relato autobiográfico, Ediciones Obelisco, 2006
Traducción de Juli Peradejordi





Agota Kristof 
(Csikvánd, Hungría, 1935 - Neuchâtel, Suiza, 2011)
Escribió toda su obra en francés
Poemas leídos en LUVINA
para leer una nota en INFOBAE
para leer tres poemas en italiano en LE PAROLE E LE COSE
y otros en GIORGIO LINGUAGLOSSA
para leer MAS


22 de julio de 2017

Agota Kristof, Sin poesía (+1)


Agota Kristof por Olivier Roller


Leo aún, si tengo algo que leer, a la luz reverberante. Luego, cuando me duermo
llorando, nacen frases en la noche. Dan vueltas a mi alrededor, cuchichean, adquieren
un ritmo, riman, cantan, se convierten en poemas:

«Ayer, todo era más bello,
la música en los árboles
el viento en mis cabellos
y en tus manos tendidas
el Sol.»

(de La analfabeta/L’analphabète, 2004
Traducción de Juli Peradejordi)





A G O T A  D I X I T



Fotografía de Cig Harvey


SIN POESÍA

Un editor italiano se ha propuesto publicar toda la obra de Agota Kristof, empezando por los poemas en húngaro. Ella se niega. 

¿Cuando escribía en húngaro también era tan cruda, o la crudeza de su estilo viene del hecho de que el francés no sea su lengua materna? 

"No, no. En húngaro era muy poética. Demasiado. Por eso no me gustan aquellos poemas. Creo que si hubiera seguido escribiendo en húngaro habría ido quitando y quitando, diciendo sólo lo estrictamente necesario. Seguramente mi forma de escribir viene del teatro. Diálogo puro. Lo justo, sin relleno, sin grasa. ¿Para qué dar vueltas? ¿Para hacer literatura? No me interesa la literatura."

(extraído de: EL PAÍS, nota de Javier Rodríguez Marcos)





Agota Kristof 
(Csikvánd, Hungría, 1935 - Neuchâtel, Suiza, 2011)
Escribió toda su obra en francés
para leer + en BLOG DEL AMASIJO
para leer Los viajeros del barco, en LA CANCIÓN DE LA SIRENA
para leerla en lengua italiana
para leer una nota en: AHORA SEMANAL
y en: ELMUNDO.ES

13 de febrero de 2011

Hannah Szenes, 4 poemas 4


Fotografía de Lee Miller

A MI MADRE

 ¿Dónde aprendiste a borrar las lágrimas?
 ¿A soportar el dolor en secreto?
 Ocultar en tu corazón la queja,
 el sufrimiento, el llanto, el tormento...
 ¡Escucha el viento!
 Desgañitado
 brama en la garganta, en las montañas.
 Mira el mar...
 con ira destructora azota los dones de las rocas.
 Toda la naturaleza se agita, tiembla.



A UN BUEN AMIGO

Fui herida, sí. Sin sentirlo
también yo resulté herida en la batalla.
La flecha estaba afilada por los dos extremos.
Tras ella quedará una cicatriz.



fotografía de Lee Miller, 1931
SOLEDAD

Si encontrara a un hombre que lo entendiera todo...
sin palabras, sin indagaciones,
sin confesiones ni mentiras,
sin preguntar.
Extendería ante él, como un mantel blanco,
el corazón y el alma,
el oro y el barro,
y él lo entendería con gran comprensión.
Y cuando hubiera rastrillado el corazón,
cuando todo lo hubiera vaciado y entregado,
no sentiría aflicción ni dolor:
sabría que me había enriquecido.


NO ESTÁS SOLA

 No estás sola. Aquí está tu mar
 que te preguntará con su tierno murmullo
 por los sueños de tu camino, por tus deseos.




Hannah Szenes -Chana Senesh-  
(Budapest, Hungría, 1921-1944)
en Miscelánea de estudios árabes y hebraicos, Sección Hebreo, nº 51, 2002
Traducción del hebreo de Jordi Font Estrela
en WIKIPEDIA
HÉROE Y POETA
para leer MÁS 
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