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22 de febrero de 2022

Brenda Ríos, 3 poemas 3 (+2)


Ilustración de Jun Ayafuya
Los volcanes se ven desde mi ventana,
claros y majestuosos
reinan esta ciudad miserable
cuando el smog se aleja a ratos.
Hay árboles cerca y pájaros,
hay gente que se niega a partir
cuando su vida está en su borde,
saben que se arriesgan a su borboteo ocasional
o que un día de furia les estalle el fuego como una fruta madura;
entre las antenas de televisión,
las azoteas con ropa desconocida en sus tendederos,
logro verlos al fondo como música de acompañamiento,
como una postal desgastada.
La mejor hora es por la tarde,
cuando las familias se guardan en casa,
no hay ruidos de autos,
solo el sentir de una tarde que comienza
y yo salgo al balcón
a mirar los volcanes, la tarde,
la calle vacía y la sombra de tus pasos cuando te has ido.

de La sexta casa, Instituto Sinaloense de Cultura, Guadalajara, Jalisco, 2018


Ilustración de Jonathan Viner

Yo quería darte mi casa y mi país.
Que pusieras encima de tu mesa, tan cerca de tu cama,
un trozo de mí
para que no olvidaras
el tiempo de noviembre.
No hay verdades
pero las mentiras se dicen en voz baja en los cuarteles,
en salones de interrogatorios.
La voz agotada que confiesa
que este es un tiempo feroz.
Yo quería tanto
darte algo
para que no olvidaras mi rostro
o mi voz
que encierra algunos días
un acento parecido al tuyo cuando confiesas
—tan cerca de mí—
que no amas el mundo.

de La sexta casa, Instituto Sinaloense de Cultura, Guadalajara, Jalisco, 2018



Young Girl Walking In Airport Looking, arte digital de Tithi Luadthong, 2019

¿Qué más puede pasar?
He despedido gente en el aeropuerto,
en las terminales desiertas,
en la acera mientras abordan taxis sospechosos,
he pasado estos años despidiéndome.
Sobra decir: odio las despedidas porque no importa.
Eso no importa, porque es uno el que se queda
con la mano en alto por si voltean a verme.
Pronto me despediré de mí.
Me desearé buena suerte y verme pronto,
buen viaje.
Llegaré a donde vaya sintiendo que falto
y que no soy yo
la que ahora se va dejándome sola
injustamente.
Odio esperar las maletas.
Las aduanas.
No estar en ninguna parte.
No hablar el idioma y avanzar a tientas en la ciudad extranjera,
inhóspita casi siempre,
despectiva;
dejaré la casa y las plantas a medio morirse,
los libros en cajas,
las sábanas dobladas,
y me veré ir de lejos,
vestida con el abrigo ligero,
la mirada incómoda.
Es mi propia mano la que saluda en la distancia del pasillo,
soy yo la que devuelve la sonrisa y aguanta las lágrimas
por no verme más.
Porque no me tendré durante un tiempo para sostenerme.
Nadie aprende nunca a biendespedirse.
Balbuceamos el amor o el afán en palabritas tontas.
Al instante
me digo,
por si no me vuelvo a ver,
que ha sido punzante la experiencia de estar conmigo.
Me digo:
ha sido bueno encontrarme en mí.
El altavoz me nombra y me separo.
Entonces, justo ahí, doy la vuelta.

de La sexta casa, Instituto Sinaloense de Cultura, Guadalajara, Jalisco, 2018


B O N U S  T R A C K (x2)


Ilustración de Jun Ayafuya

DEMOLICIONES

Me construyo,
uno a uno, piso sobre piso, me construyo alta.
miles de obreros traen en sus manos ladrillos como si fueran libros,
el edificio será rojo y monumental,
pero no lograré terminarlo,
porque ha llegado la orden de la demolición,
tengo que desalojarme sin prórroga;
la máquina está esperando
–como perro entrenado, paciente y babeante: alerta–
para hacer su labor también dedicada,
las instrucciones fueron dadas,
yo me salgo de mí
para ver cómo destruyen las paredes,
y hacen trizas puertas y ventanas,
los vecinos salieron de sus casas para ver el espectáculo de miseria ajena,
los obreros observan sentados, sobre ladrillos desempleados,
con un dejo de indiferencia que bien podría confundirse con pena
o solidaridad,
cómo se viene todo abajo.
Hay una polvareda en el lugar que era morada.

de De Un corazón un animal vivo (2008-2013)
en Proyectos espirituales / Brenda Ríos, Poesía Mexa, 2019



Ilustración de Jun Ayafuya

QUÉ SÉ YO

Llegamos.
Medianoche.
El sitio a reventar.
La gente bailaba.
Y nunca te había visto.
Eras un natural. Amoroso
y cierto como los amores de veinte minutos.
Dijiste: Te quiero mucho flaca.
Me hiciste bailar
como yo no sabía.
Me besaste
si el beso es absorción.
Me dejaste marcas en el cuello virgen.
Me dijiste: ¿Por qué te quiero tanto, flaca?
y nunca jamás te volví a ver

de Escenas del jardínMantis Editores, 2015
Premio Nacional de Poesía Ignacio Manuel Altamirano 2013



Brenda Ríos
(Acapulco, México, 1975)
POETA/TRADUCTORA/ENSAYISTA/PROFESORA/
MÁSTER EN LETRAS LATINOAMERICANAS/
TALLERISTA/GESTORA CULTURAL
para leer sus artículos en REVISTA REPLICANTE
para leer + en REVISTA FRACTAL

7 de octubre de 2019

Kaneko Misuzu, La luz de la bombilla (+2)


Ilustración de Jun Ayafuya

LA LUZ DE LA BOMBILLA

Nuestro paseo escolar en el tren, ese día.
Alguien cantando,
el maestro riendo.

Al atardecer, tras el vidrio,
algo parpadeaba,
como una bengala que se apaga.
Era la luz de una bombilla.

Miré fijamente y, debajo,
vi la cara de mi madre.

En el tren de regreso de las colinas,
alguien cantando.







Son de precioso color rosa,
más pequeñas, tal vez, que las semillas de amapola.
Cuando caen a la tierra
las grandes flores se abren,
como si explotaran fuegos artificiales.
Qué bonito, qué bonito sería,
si se derramaran risas,
como se derraman lágrimas.






Ilustración de Jun Ayafuya

HERMOSA CIUDAD

A veces, recuerdo esa ciudad:
los techos rojos a la orilla del río.

Y en las aguas de ese río grande, azul,
una vela blanca,
agitándose silenciosamente, silenciosamente.

En la hierba de la orilla del río
un joven pintor miraba
el agua, distraído.

¿Qué hacía yo entonces?
No puedo recordarlo,
porque noto
que sucedió en el dibujo de un libro prestado.



El alma de las floresSatori Ediciones, 2019





Kaneko Misuzu
(Nagato, Prefectura de Yamaguchi, Japón, 1903-1930)
de El alma de las flores, Satori Ediciones, 2019
Edición bilingüe japonés - español
Traductoras Yumi Hoshino y María José Ferrada Lefenda
para leer una reseña en CRÓNICAS LITERARIAS
para leer + en OJOS DE JAPONESA
+ en CULTURA COLECTIVA
MÁS

23 de diciembre de 2018

Alcira Soust Scaffo, La niña loba


Ilustración de Jun Ayafuya

LA NIÑA LOBA

Por la calle alegre
va la niña sola
Parece gacela
Pronto será loba
Por la calle alegre
camina ella sola
Sonriendo y sonriendo
Sólo llora a solas
Por la calle alegre
juega con los niños
Parece uno de ellos
La niña y los niños
Por la calle alegre
ella va cantando
¡Qué viva la alegría!
En su canto hay llanto
En la calle alegre
ha quedado sola
A nadie sonríe
Llora, llora, llora
En la calle alegre
las puertas cerradas
al paso silente
de la niña sola
¡Cómo huye la gente!
Ahí viene la loba
En la calle sola
La loba! La loba!

Los niños dormidos
Ellas rezan todas
y murmuran ellos
La loba! La loba!
¿Esta es la calle
de la niña sola?
¿Es la calle alegre?
donde caminaba?
jugaba?
cantaba?
Os habéis perdido
Esta es la calle
de la niña loba
donde rezan ellas
por los niños tristes
por los niños solos
sin cantos ni rondas
y murmuran ellos
La loba! La loba!
En la calle sola
La loba! La loba!

Alcira Soust Scaffo
9 de julio de 1958
Comité de Lucha de la Facultad de Filosofía y Letras.




Alcira Soust Scaffo
(Durazno, 1924 - Montevideo, Uruguay, 1997)
Residió en México de 1952 a 1988
POETA/ESCRITORA/MAESTRA/ACTIVISTA
MUAC · Museo Universitario Arte Contemporáneo, UNAM, 2018
Autores: Amanda de la Garza/Bárbara Jacobs/Cuauhtémoc Medina/
Antonio Santos/Alcira Soust Scaffo/Elsa Cross
poema extraído de su WEB

25 de noviembre de 2016

Maya Cu Choc, 3 poemas 3 (+1)


Ilustración de Jun Ayafuya

RAZONES

Si la memoria no me falla
hay en mi árbol genealógico
una madre
abatida por
trabajo, hambre, abandono… 
algún hermano desterrado
por padecer cierta lepra moderna 
una hija sobreviviendo
a un padre ausente 
más allá
hay dos abuelas
cuyas bisabuelas
parieron frutos híbridos
quienes
a su vez
parieron otras frutas
poblando
siglo tras siglo
este Paraíso Violado 
del otro lado del océano
llegó un abuelo
cuyo abuelo
cruzó la puerta de los esclavos
en las isla de Goré
de ellos heredé
la terquedad del ritmo
aun cuando el espíritu agonice 
deberás comprender
entonces
lo difícil que es 
olvidar este dolor
que nació conmigo
como herencia familiar 
tendrás
que sumarle además
la rabia
de saberme
mujer no nacida
amante mutilada
arco iris abortado
-recuerda que fui parida
durante la guerra eterna- 
que
no te extrañe entonces
si a tu pedido de
bondad
alegría y olvido
respondo
justicia 
ahora que conoces
esta historia personal
te pido:
no apresures tu reacción
o tu discurso
detente
escucha
por ahí
en algún
espacio de vida 
corre todavía un riachuelo
que, si lo dejas inundarte
te convertirá
en la continuación
de mi cauce
de esperanza



Ilustración de Jun Kumaori

LA MUJER

se acerca a un ciprés oloroso
a invierno
deja
que la cobije su
sombra
se acomoda entre
sus ramas
moviéndose ambos
al ritmo del viento
las hojas
dejan escapar su olor
la mujer
abre sus poros
y deja también
su olor
en la copa del ciprés




Ilustración de Jun Ayafuya 

TE DEBO

las ganas del regreso
a repetir cada verbo
hasta desnudarlo
sacarle de cada astilla
canciones
de cada raíz
estrellas
de cada hoja
tristezas

te debo la necesidad
de repasar los nombres
en la rueca
donde tejí óvulos
y piel
a una raíz:
el círculo donde me reconozco


B O N U S  T R A C K 
(2 versiones)

Ilustración de Jun Kumaori

Vivo
desanclada
de una mitad de alma
anduve esquivando el reojo
y mi espíritu creció temeroso
de mundos ajenos
mi casa
fue cueva que escondía
milenios que de a  poco
fueron sorbidos en mi tarde
me fui tostando junto a mi madre
y me hice doblemente mujer
cargada de vergüenza
de culpa
de lenguas
en mí
navega una doble identidad
soy india sin idioma y sin vestido
soy ladina sin piel sin refinamiento 



Vivo
desanclada
de una mitad de alma
anduve esquivando el reojo
y mi espíritu creció temeroso
de mundos ajenos
mi casa
fue cueva que escondía
milenios que de a poco
fueron sorbidos en mi tarde
me fui tostando junto a mi madre
y me hice doblemente mujer
cargada de vergüenza
de culpas
de lenguas
en mí
navega una doble identidad:
soy invariablemente
una hija más
de este suelo
y su historia




Maya Rossana Cu Choc - maya q'eq'chi'
(Cdad. de Guatemala, Guatemala, 1968)
POETA/EDUCADORA POPULAR/
COMUNICADORA ALTERNATIVA
de La rueda, 2002
para leer MÁS

16 de marzo de 2014

Ángeles Mora, 3 poemas 3



Ilustración de Jun Ayafuya


COMPAÑÍAS 

Los libros que he elegido entre todos los libros,
que acaso me buscaron por rutas misteriosas.
Libros que me llevaron en secreto
por senderos del bosque, por rincones perdidos,
calles, encrucijadas, luces
                                            y sombras, vidas
arrojándome al mundo.

Las manos que me toman, que yo tomo entre todas
las posibles corrientes sobre el río.
Entre todas las lluvias que he cruzado,
unos brazos tendidos, al fondo de mis pasos,
como un impermeable rojo
puede unirme al olvido.

Los labios que me besan, los besos que me hablan.
Una voz entre todas las voces en mi oído.
Una ciudad tan sólo, una sola mirada.
Y los campos, de plumas,
y de amor, las batallas.

(de Contradicciones, pájarosVisor, 2001
Premio Ciudad de Melilla 2000)



Ilustración de Jun Ayafuya



EN VANO

En vano te he buscado.
Atrás quedan las horas
que en vano fueron tuyas.
Murieron.
Se fueron para siempre
con tu beso,
tu beso perdido en la cuenca
de mi mano,
roto de frío,
mientras que aquel portal sigue en su sitio,
y la casa se cae,
me dicen.
¿Sabremos algún día
porqué no merecimos tanta dicha?

(de Pensando que el camino iba derecho, 1982)





Ilustración de Jun Ayafuya



GASTOS FIJOS

Estuve haciendo cuentas
pues no sé hacer milagros
ni esas cosas que dicen
sabemos las mujeres.

Y ahora que estás lejos me pregunto

si acaso vivir sola
no me cuesta más caro.

(de La dama errante, 1990)





Ángeles Mora 
(Rute, Córdoba, España, 1952)
para leer poemas inéditos en CÍRCULO DE POESÍA
para leer MÁS


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