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7 de febrero de 2020

Georgina Herrera, 3 poemas 3


Ilustración de Consuegra Romero
LAS DOS MITADES DE MI SUEÑO

Ambos me han hecho
una mujer hermosa.
Una mujer que tiene
la más inmensa historia
por contar.
Todo el dolor que venga
será pequeño, comparado
a tanto amor creciendo en sus tamaños.
Con esos ojos de mirar la vida
se puede ver la muerte
como una estrella más
o como una
inmensa flor naciendo
entre los tibios brazos de la tierra.




Ilustración de Consuegra Romero
MUJER MIRANDO FOTOS VIEJAS

Hasta el mimbre que te mece
todos los recuerdos juntos
vienen pesares difuntos,
dichas idas. Palidece
el día que vives. Crece
el mar en tus ojos, cuando
soles y lunas, girando,
regresan por la memoria.
Simple, sí, pero qué historia
ante tus ojos saltando.



Ilustración de Consuegra Romero
SOBRE EL POETA, EL AMOR, LA POESÍA

Los poetas
hacemos democracia con la intimidad.
Quitamos falsos techos,
abrimos las ventanas,
descorremos
cerrojos fabulosos…
Surge así el poema,
nuestro modo
de hacer saber hasta qué punto hicimos grandes
a momentos, a seres tan pequeños.

de Gustadas sensaciones, Serie La rueda dentada,
Ediciones Unión, Unión de Escritores y Artistas de Cuba, 1996




Georgina Herrera 
(Jovellanos, Matanzas, Cuba, 1936-2021)
en Esos ojos de mirarlo todo, Libros de la Libélula Nómada, 2016
Prólogo de Aída Elizabeth Falcón
Publicados en EL COMERCIO por Ana Vanessa Gutiérrez
para leer + en JUVENTUD REBELDE
MÁS

8 de junio de 2018

Georgina Herrera, 7 poemas 7


Obra de Claudia Tremblay

GRANDE ES EL TIEMPO

Grande es el tiempo a transitar
como un camino
si de las penas partes, yendo
hacia la dicha.
Y llegas y te instalas, pero
no permaneces, vuelves, irremediable,
al primer sitio, cual si fuera
el de tu origen, donde
algo perdiste y buscas incansable
pero
no sabes qué.

de Grande es el tiempo, La Habana, UNEAC, 1989




Obra de Claudia Tremblay

REENCARNACIÓN

Cómo será si vuelves
y yo también,
sin que sepamos
que fuimos ya; sin un indicio.
Ser otra vez, sin más destino
que encontrarnos así,
como si nunca.

Quiero llegar a ti y que tú vengas
en despacioso viaje, como
tú sólo sabes.
No tener más destino
que el de siempre.
Asombrarnos los dos.

No importa que paguemos
deudas que no sabemos cuáles fueron,
pero que vuelvas
y venga y, para estar juntos,
queriéndonos, mientras
se hace palabras sobre mi piel
aquel asombro tuyo al descubrirme;
yo, asombrada también.
Que me concedas lo que ya me diste,
que nuevamente
me prometas lo que sí cumpliste.




Obra de Donna Pfister

ESA MANERA DE MORIR

Amor le llaman
los que a su sombra grande se tendieron.
Yo le diría:
piedra marina, donde
mi corazón de peces fue golpeado,
tierra
tremendamente dura
que le negó humedad a mis raíces.
Creo que despidió mi estrella
y la hizo errante.

en Yo te conozco, amor, Editorial José Martí, La Habana, 1999
Selección, prólogo y notas bibliográficas de Alberto Rocasolano



ESSA MANEIRA DE MORRER

Amor é como chamam
os que à sua grande sombra se estenderam.
Eu lhe diria:
pedra marinha, onde
meu coração de peixes foi golpeado,
terra
tremendamente dura
que negou umidade às minhas raízes.
Creio que despediu minha estrela
e a tornou errante.

Traducción al portugués de Antonio Miranda




Obra de Claudia Tremblay

ELOGIO GRANDE PARA MÍ MISMA

Yo soy la fugitiva
soy la que abrió las puertas
de la casa-vivienda y “cogió el monte”.
No hay trampas en las que caiga
Tiro piedras, rompo cabezas.
Oigo quejidos y maldiciones.
Río furiosamente
Y en las noches
bebo el agua de los curujeyes,
porque en ellos
puso la luna, para mí sola,
toda la gloria de su luz.





Obra de Claudia Tremblay

PRIMERA VEZ ANTE UN ESPEJO

(Viendo una cabeza terracota de mil años, excavada en Ifé)

¿Dice alguien que no es
mi rostro este que veo?
¿Que no soy yo, ante el espejo
más limpio reconociéndome?
O.... ¿es que vuelvo a nacer?
Esta que miro
soy yo, mil años antes o más,
reclamo ese derecho.
Mi mano va
desde ese rostro al mío
que es uno solo y de las dos,
asciende, palpa
el mentón purísimo,
la espaciosa boca. Sí,
con mucho espacio, así que un solo beso
de ella basta
para pedir la bendición al viento,
la tierra, el fuego y la llovizna.
Ahora toca mi mano la nariz.
De un lado a otro va sobre ese rostro
de las dos. Esa nariz... mi dios; en la pradera
para mí sola, esa que llaman Universo,
en la que ando a mi albedrío,
atrapa olores.
Olor a fuego, a tempestad,
a tierra y agua juntos,
olor de amor, de vida inacabable
entra por ella; es
el total alimento de mi sangre.
Mi mano, al fin, a lo más alto
de ambos rostros llega:
los pómulos, la frente, baja
un poco nada más hasta los ojos
que yo miro y me ven.
Ojos tremendos
en los que apaga y aviva sus fuegos la tristeza.
Soy yo. Espejo o renacida.

de Gatos y liebres o libro de las conciliaciones, Ediciones Unión, La Habana
(1978, 1989, 1996, 2006, 2007)






ORIKI PARA LAS NEGRAS VIEJAS DE ANTES (*)
(fragmento)

Éramos, sin saberlo, dueñas
de toda la verdad oculta
en lo más profundo de la tierra.
Pero nosotras, las que ahora
debíamos ser ellas, fuimos
contestonas, 
no supimos oír, tomamos
cursos de Filosofía,
no creímos

(*) oriki  es  “un canto  de  alabanza  con  acompañamiento  de  tambores,  que  los  yorubas entonan a sus dioses y reyes” (Arcos 2008: 147). La elección de esta forma poética ya supone un tomar partido, una declaración de intenciones.

de Gatos y liebres o libro de las conciliaciones, Ediciones Unión, La Habana
(1978, 1989, 1996, 2006, 2007)



Obra de Claudia Tremblay

Estas palabras, aparentemente
suaves y tranquilas,
palabras transparentes, sí, pero
tenaces.
Llegan, entran, se quedan para
siempre.
Son mi manera.
Así es que grito,
y sé que me hago oír

de Gatos y liebres o libro de las conciliaciones, Ediciones Unión, La Habana
(1978, 1989, 1996, 2006, 2007)






Georgina Herrera 
(Jovellanos, Matanzas, Cuba, 1936-2021)
para leer una nota en: CUBA LITERARIA
para leer + en LA TRIBU
MÁS

27 de junio de 2014

Georgina Herrera, 3 poemas 3


Fotografía de Olga Markowska

Y SIEMPRE ES HOY

Así, de pronto, supe que
tengo una garza herida en las dos alas
dentro del corazón.
Con sus dos alas rotas
no puede alzarse, pero vive.
Me es útil. Añora el agua. Por ella
a veces lloro largo rato, a ver si cree
que tiene cerca el mar.
No le he visto el color, pero la siento
de un leve gris. Le canto
para que duerma y nunca
duerme, recordándome cosas.
Con sus plumas me susurra:
“Hoy es día de amar
y siempre es hoy”.
Otras veces me dice
que un búho huérfano y enfermo
aconseja a los hombres
que besan sin amor a las muchachas.
Por ella
no conozco el rencor.
El pajarillo herido, acurrucado
en mi tibio rincón
no puede alzarse, pero ama,
y me transmite su amoroso tiempo.

(de Ediciones del Puente en la Habana de los años 60, Lecturas críticas y libros de poesía, 
Chihuahua, México: Ediciones del Azar, 2011, de Jesús J. Barquet)



Fotografía de Olga Markowska

TODOS LOS DÍAS

Casi no quiero que amanezca
y, cuando
pese a todo sucede,
me calzo los zapatos de andar triste
como un poco de tierra irremovida.
Luego de la ropa y el baño
todo este inmenso miedo mío al alba
junto
a la caravana de sucesos míos.
Inevitablemente
necesito del mar al mediodía
para, mirando el agua
creer que tengo el cielo
a sólo tres esfuerzos de mis manos.
Cuando atardece, llega
mi hora de morir a diario un rato
y velo mi cadáver, sin que nadie
entienda lo cerrado de mi cara
lo mismo que si llueve anocheciendo...
Y ya toda la noche,
primero riño a las estrellas, luego
toda la luz interior apago y quedo
como quien nada tiene que perder,
ni lágrimas.
Cruzo los brazos a mitad del pecho
y contemplo en silencio mis montañas.

(de Noví­sima poesí­a cubana, Ediciones El Puente, en 1962)




Fotografía de Olga Markowska
MORIRSE ES MALO

Lo malo de la muerte es ese llanto,
no el de los que se quedan;
a esos, la misma vida
les devuelve la risa poco a poco.
Hablo de los que parten.
Yo pude ver en sueños
lo malo que es morirse.
Te la pasas llorando todo ese tiempo,
todos cruzan llorando por tu lado,
nadie da consuelo
porque nadie lo tiene,
y pasamos sin ver a los que amamos
y ellos igual... sin vernos.
Nada de bienvenidas,
no se hacen preguntas;
la palabra es el llanto.
Llegas
a ese lugar que no se sabe donde
queda ni lo que es,
ligera, como en vuelo,
sin venir de algún sitio
ni andar a otro,
ni estarse en paz.
Llorando.
Así es la muerte:
sin besos, sin abrazos,
sin odio, sin amarse,
llorando todo el tiempo.




Georgina Herrera 
(Jovellanos, Matanzas, Cuba, 1936-2021)
para leer más en FESTIVAL DE POESÍA DE MEDELLÍN
para leer MÁS
su BIO



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