13 de julio de 2025

Fátima Vélez, 2 poemas 2


Fotografía de Elizabeth Gadd
OJOS ABIERTOS

Sin poder distinguir si soy yo
o es la distancia apresurando el cuerpo
enmudeciendo los pasos que se acercan
vigilando los rincones que no están
pero que a ti se dirigen
con esa voz de donde huyen las cosas

en el fondo algo amanece
sin poder asegurar que sea el sol
o el deseo de verter mi corazón sobre todo lo que veo

de Orillas, 2003-2009
en Casa paterna - Antología poética, 2003-2015
Universidad Externado de Colombia
Decanatura Cultural, 2015


Fotografía de Elizabeth Gadd
PROMESA DEL DÍA MUERTO

El día congela mis párpados ante la espera
y la mañana no nos besa las manos
ni traza con firmeza sus líneas
y una luz no se instala con voz propia
mostrándonos el camino
y un grito no traspasa el instante del abandono
de todo lo que habita y nació muerto entre nosotros

pues donde había corazón
hay una piel que se resiste a tomar forma
y la complicidad del silencio que extiende sus dominios
con raíces oscuras

y nosotros
contemplamos la lluvia
cuando ciegamente creíamos en el cielo azul de esta
mañana

de Orillas, 2003-2009
en Casa paterna - Antología poética, 2003-2015
Universidad Externado de Colombia
Decanatura Cultural, 2015


Fátima Vélez Giraldo
(Manizales, Colombia, 1985)
Reside en Nueva York 
POETA/ESCRITORA/PROFESORA/PRODUCTORA CULTURAL/
MÁSTER EN ESCRITURA CREATIVA
para escucharla en HABLEMOS ESCRITORAS
para leer + en
VICE

8 de julio de 2025

María Mercedes Carranza, 2 poemas 2 (III)


Fotografía de Aikaterini Theocharidou

Yo quise ser la mujer de la casa.
Quise coser, planchar, bordar, zurcir.
Quise cocinar sopas sustanciosas.
Quise encerar los pisos, quitar el polvo, sacudir los muebles.
Quise hacer dulces, natillas, conservas.
Quise tener muchos hijos.
Quise estar siempre alegre.
Quise no quejarme jamás.
Quise servir la comida a la hora exacta.
Quise llevar al marido las pantuflas.
Quise estar perfumada y sonriente.
Quise no hablar cuando había que callar.
Quise aceptar con humildad los consejos.
Quise no discutir con nadie.
Quise hacer respetar las buenas costumbres.
Quise ser la mujer de la casa.
Y me morí de rabia.

de La mujer de la casa, 1971


Fotografía de Aikaterini Theocharidou

MALDICIÓN

Te perseguiré por los siglos de los siglos.
No dejaré piedra sin remover
Ni mis ojos horizonte sin mirar.

Dondequiera que mi voz hable
Llegará sin perdón a tu oído
Y mis pasos estarán siempre
Dentro del laberinto que tracen los tuyos.

Se sucederán millones de amaneceres y de ocasos,
Resucitarán los muertos y volverán a morir
Y allí donde tú estés:

Polvo, luna, nada, te he de encontrar.

MALDIÇÃO

Vou te perseguir pelos séculos dos séculos.
Não deixarei pedra sem mover.
Nem meus olhos horizontes sem mirar.

Onde queira que minha voz fale
Levará sem perdão ao teu ouvido
E meus passos estarão sempre
Dentro do labirinto que tracem os seus.

Sucederão milhares de amanheceres e de ocasos
Ressuscitarão os mortos e voltarão a morrer
E ali onde tu estejas:

Pó, lua, nada, hei de te encontrar.

Traducción al portugués de Antonio Miranda


María Mercedes Carranza 
(Bogotá, Colombia, 1945-2003)
POETA/PERIODISTA/ACTIVISTA POLÍTICA
en Antología, Universidad Externado de Colombia
Facultad de Comunicación Social-Periodismo, 2004
Lectura recomendada por Reynaldo Cedeño-Serrano
para leer + en POESIA.US
MÁS


1 de julio de 2025

Ohuanta Salazar, 3 poemas 3


Fotografía de Cig Harvey

MIS ABUELAS

Una de mis abuelas tiene
fotos de Evita y de La Difunta Correa,
me gusta mirarlas.
Ella le cuelga flores o medallitas
y dice que eran santas.
Mi otra abuela, no
porque no le gusta Evita
y dice que de santa no tenía nada
pero que yo soy muy chiquita
para escuchar por qué.
Ella tiene cuadros hermosos
de los que no cuelga nada
y ojos azules,
anda peinada y pintada
porque es maestra.
Mi otra abuela, ojos marrones,
usa ruleros y un pañuelo
por la mugre de la casa
y me hace mate cocido.
La otra, leche con chocolate.
Mis dos abuelas son igualitas
cuando se tapan con crema la cara
antes de dormir
y en la mesa, calladas siempre
que el abuelo habla.


s/d del autor de la fotografía

ALOJITA CANTADA

La Aloja es una bebida dulce y fresca hecha con las vainas de algarrobo
Bebíamos la versión sin alcohol cuando éramos chicos.

En ese algarrobo sabía haber un pajarito
dele cantar y cantar, decía abuela.
Las vainas en el agua y ella
revolvía contándole cosas
que no escuchaban el abuelo ni la suegra
después endulzaba y así alojaba,
su aloja riquísima,
frescura en las siestas.
La mejor ¿qué nó? preguntaba,
es la música de las semillas,
aloja cantada, decía.

Ahora abuela en cama, olvida
los días, los nombres
pero recuerda hacer su aloja.
Los hijos le traen vainas y abuela
ojitos nublados mira sin ver,
las acerca y escucha,
estas semillas no están entonadas, se enoja
y grita palabras que nunca dijo antes.
Nadie le avisa, de la pacha vendida
ni del cerco ni del dueño del algarrobo.

Los nietos, ladrones en la siesta
le traemos las semillas.
Abuela las escucha y sonríe.
Entonces mueve los brazos, imagina
y revuelve una olla invisible
le canta, le cuenta en voz baja y endulza
su alojita cantada.


s/d del autor de la fotografía

MARIPOSAS DE CORAZONES

Mi mamá casi siempre está triste.
Tiene una forma triste
de hacer el desayuno,
cortar la cascara de mi pan,
atar mis cordones y escuchar a papá.
A veces, también, cara enojada.
Cuando deja sus apuntes para atenderme
o deja de hacer alguna cosa,
yo siempre la interrumpo, parece
si tengo hambre o si me caigo
¡mirá lo qué te hiciste! curando mis raspones,
y mi papá desde lejos, que no es nada
siguiendo con lo suyo.
Mi mamá, sana sana con sus manos
dibuja en mi rodilla mariposas
uniendo dos corazones por las puntas.

Mamá tiene cara contenta
cuando vienen sus amigos.
Mamá les dice “compañeros”,
ellos también le dicen “compañera”.
Mi papá y los compañeros hablan
y hablan en la mesa.
Uno de ellos me dice “mi princesa”,
yo le digo tío Daniel.
Es el único que me mira con cara alegre
como si yo no interrumpiera nada.
Mi tío Daniel se levanta y ayuda a mamá.
Ella tiene una forma contenta
de hablar con él en la cocina,
lo escucha y ríe
y le pone la mano en el pecho.
Después se callan y se miran.
Él se sienta al lado de ella
y con los dedos en la espalda
le dibuja mariposas de corazones.



Ohuanta Salazar 
(San Miguel de Tucumán, Argentina, 1975) 
Creció en San Salvador de Jujuy
Reside en Pilar, Buenos Aires
POETA/TÉCNICA QUÍMICA/BIOINGENIERA
Lectura recomendada por Claudia Masin
para leer una entrevista en ESPÍAS RUSOS
para leer + en FLOR DE AVE
+ en LA PAPA

23 de junio de 2025

Katie Farris, ¿Por qué escribir poesía de amor en un mundo en llamas?


Ilustración de Kate Lacour

¿POR QUÉ ESCRIBIR POESÍA DE AMOR EN UN MUNDO EN LLAMAS?

Para aprender a identificar, en medio del infierno,
lo que no es infernal.
El cuerpo, sin vello, canceroso, pero aún
hermoso lo suficiente para
imaginarse vivo el cuerpo
que lava al cuerpo
que cambia el escalón flojo del porche
el cuerpo masticando
lo necesario para mantener al cuerpo
andando—

Esta escena tiene su melodía
un idioma que puedo leer una puerta
que no puedo cerrar ante su cuña
un escudo.

¿Por qué escribir poesía de amor en un mundo en llamas?
Para aprender, en medio de un mundo en llamas,
a ofrecer poemas de amor a un mundo en llamas.

Traducción del inglés de Allain Pallais


WHY WRITE LOVE POETRY IN A BURNING WORLD
       
To train myself to find, in the midst of hell
what isn't hell.

The body, bald, cancerous, but still
beautiful enough to
imagine living the body
washing the body
replacing a loose front
porch step the body chewing
what it takes to keep a body
going—

This scene has a tune
a language I can read a door
I cannot close I stand
within its wedge
a shield.

Why write love poetry in a burning world?
To train myself, in the midst of a burning world
to offer poems of love to a burning world.



de A Net to Catch My Body in Its Weaving,
Beloit Poetry Journal, 
2021


Katie Farris
(EE.UU., 1983)
POETA/ESCRITORA/TRADUCTORA/CATEDRÁTICA/EDITORA
Beloit Poetry Journal, 2021
Traducción del inglés de Allain Pallais
para leer + en CARÁTULA
su WEB


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