7 de octubre de 2019

Kaneko Misuzu, La luz de la bombilla (+2)


Ilustración de Jun Ayafuya

LA LUZ DE LA BOMBILLA

Nuestro paseo escolar en el tren, ese día.
Alguien cantando,
el maestro riendo.

Al atardecer, tras el vidrio,
algo parpadeaba,
como una bengala que se apaga.
Era la luz de una bombilla.

Miré fijamente y, debajo,
vi la cara de mi madre.

En el tren de regreso de las colinas,
alguien cantando.







Son de precioso color rosa,
más pequeñas, tal vez, que las semillas de amapola.
Cuando caen a la tierra
las grandes flores se abren,
como si explotaran fuegos artificiales.
Qué bonito, qué bonito sería,
si se derramaran risas,
como se derraman lágrimas.






Ilustración de Jun Ayafuya

HERMOSA CIUDAD

A veces, recuerdo esa ciudad:
los techos rojos a la orilla del río.

Y en las aguas de ese río grande, azul,
una vela blanca,
agitándose silenciosamente, silenciosamente.

En la hierba de la orilla del río
un joven pintor miraba
el agua, distraído.

¿Qué hacía yo entonces?
No puedo recordarlo,
porque noto
que sucedió en el dibujo de un libro prestado.



El alma de las floresSatori Ediciones, 2019





Kaneko Misuzu
(Nagato, Prefectura de Yamaguchi, Japón, 1903-1930)
de El alma de las flores, Satori Ediciones, 2019
Edición bilingüe japonés - español
Traductoras Yumi Hoshino y María José Ferrada Lefenda
para leer una reseña en CRÓNICAS LITERARIAS
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