Cementerio del pueblo de Barzan: allí yacen los cuerpos de cientos de aldeanos kurdos asesinados durante la campaña de Anfal en los 80' |
EL NIÑO DE LA FOSA
Taymour Abdullah, el niño de doce años que sobrevivió
Sucedió de la siguiente manera: en Topzawa despojaron a
las mujeres de sus pendientes, anillos, se apropiaron de las biberones
de los bebés, nos dijeron que allá donde íbamos no
necesitábamos nada, nos hacinaron en camiones transformados
en ambulancias, con ventanitas en la parte trasera- mujeres y niños,
sin hombres ni ancianos. Así dio comienzo el viaje,
la larga travesía desierta, a través de pueblos árabes.
Las gentes se agolparon al borde de la carretera,
emitiendo gritos de alegría. Vi a un niño, probablemente tenía mi edad,
se mordía las yemas de los dedos. Una mujer embarazada
perdió conocimiento en el camión a causa del calor, la sed, la falta de oxígeno.
La mayor parte del tiempo permanecimos en una ruta principal, luego
proseguimos por una vía secundaria. Tardamos doce horas o más.
De repente los camiones pararon, se abrieron las puertas de par en par,
nos agarraron por los brazos y nos arrojaron fuera. Vi las fosas,
había muchas, olían a fresco. Las excavadoras estaban listas.
Nos pusieron en fila, dando la espalda a las fosas, los soldados enfrente.
No puedo recordar lo que dijeron los otros, hubo susurros, algunos
estaban asombrados, otros demasiado cansados para protestar.
Yo estaba junto a mi madre y tres hermanas, mi tía, mis primos,
centenares de campesinos. El oficial ordenó: ¡Fuego!
Y los soldados dispararon. Me hirieron sin gravedad.
Me puse en pie, cogí el arma del soldado y le supliqué que no
me matase. Entonces vi que lloraba. El oficial volvió a ordenar
que abrieran fuego, así que disparó. En aquel instante me agaché.
Los soldados se fueron. Vi que mi madre y mis hermanas estaban
muertas. De las muñecas de mi tía brotaba sangre. Una chica joven
estaba aún con vida, ilesa. Le dije que huyese conmigo,
pero no se atrevió. Me arrastré fuera de la fosa, me escondí tras
el montículo de tierra y seguí arrastrándome hasta llegar a la última
fosa, que estaba vacía. Debí perder conocimiento. Cuando desperté
reinaba una calma absoluta. Los soldados se habían marchado, las
fosas estaban cubiertas de tierra. De manera que me puse a correr lo
más deprisa posible y prometí a Dios que si sobrevivía daría 5 dinares
a los pobres. Al alba alcancé el pueblo de los beduinos, los perros me
cercaron con sus ladridos. Hasta que llegó alguien con una linterna,
me protegió, habló en árabe, me aceptó como uno de los suyos. Pero
esa es otra historia, te la contaré en otra ocasión.
de Anfal (campaña de exterminio de la población kurda por el régimen iraquí en 1988)
secuencia central en Considering the women, Bloodaxe, 2015
L'ENFANT DANS LES FOSSES
Taymour Abdullah, le garçon de douze ans qui a survécu
Voici comment cela s’est passé : à Topzawa ils ont dépouillé
les femmes de leurs boucles d’oreilles, de leurs anneaux, pris les bouteilles de
lait des bébés, nous ont dit que nous n’avions besoin de rien là où
nous allions, nous ont entassés dans des camions transformés en
ambulances, avec de petites fenêtres à l’arrière – les femmes et
les enfants, pas les hommes, pas les vieux. Alors a commencé le voyage
dans la longue route déserte, à travers les villages arabes.
Les gens sont venus sur le bord de route, en poussant des cris
de joie. J’ai vu un garçon, probablement de mon âge, qui passait sur
sa gorge le bout de ses doigts. Une femme enceinte
s’est évanouie dans le camion à cause de la chaleur, de la soif, du manque d’oxygène.
La plupart du temps nous avons été sur une route principale puis nous avons
roulé à l’écart. Cela a dû prendre douze heures ou plus.
Alors les camions se sont arrêtés, les portes se sont large ouvertes, ils
nous ont attrapés par les bras et nous ont jetés dehors. J’ai vu les fosses,
il y en avait beaucoup, elles sentaient le frais. Les bulldozers
étaient prêts. Ils nous ont alignés, les fosses derrière nous
et les soldats en face. Je ne peux pas me rappeler ce que chacun
a dit, il y avait des murmures, certains étaient hébétés, certains trop
fatigués pour protester. J’étais avec ma mère et trois
sœurs, ma tante et mes cousins, quelques centaines de villageois.
L’officier a ordonné : Feu ! Et les soldats ont tiré.
J’étais blessé mais pas gravement. Je me suis levé de nouveau, ai saisi
l’arme du soldat, l’ai supplié de ne pas me tuer. Alors j’ai vu
qu’il pleurait. L’officier a de nouveau donné l’ordre de tirer,
et alors il l’a fait. A ce moment je me suis recroquevillé. Les soldats sont
partis et j’ai vu que ma mère et mes sœurs étaient mortes,
le sang jaillissait des poignets de ma tante. Une jeune fille était encore
vivante, pas blessée. Je lui ai dit de s’enfuir avec moi
mais elle n’a pas osé. J’ai rampé hors de la fosse, me suis caché derrière
le monticule de terre et ai continué à ramper jusqu’à ce que j’aie atteint la dernière fosse
qui était encore vide. J’ai dû m’évanouir. Quand je
me suis réveillé tout était calme. Les soldats étaient partis, les fosses
étaient recouvertes de terre. Alors j’ai couru aussi vite que j’ai pu,
promettant à Dieu que si je survivais, je donnerais
cinq dinars aux pauvres. A l’aube j’ai rejoint le village
des Bédouins, où les chiens m’ont encerclé avec leurs aboiements.
Jusqu’à ce que quelqu’un vienne avec une torche, me protège, me parle
arabe, m’accepte comme un des siens, mais c’est une
autre histoire, je te la raconterai une autre fois.
Traducción al francés de Víctor Martínez
CERCA DE LA VERDAD
Hoy soy yo
y la vida se enrosca a mi alrededor
puedo girar
girar
girar
puedo saltar y alcanzar el cielo
Estoy llena de belleza hoy
amo los vasos
las ventanas
los espejos
Me siento entre las flores
y agrego una
al número de flores
de la tierra
Me siento el alma de un árbol
y noto la presencia de una roca
le susurro al viento
y le silbo a las hojas danzantes
Estoy llena de canciones
y la vida es aceptar la oscuridad
y aún así seguir buscando la luz
Hoy estoy llena de libertad
robada de
ilusiones de amor
y necesidad
y este rostro
una vez me recordó a mi madre
no es ella
hoy soy toda yo
Huelo como un árbol recién nacido
huelo mojada
como la tierra después de la lluvia
y mis pequeñas manos
pueden lograr lo impensable
¡Oh Señor!
Estoy llena de felicidad.
en Crossing the Border, Voices of Refugee and Exiled Women, Five Leaves, 2002
Jennifer Langer (Ed.)
leído en IDIOMAS OLVIDADOS
Choman Hardi
(Solimania, Irak, 1974)
POETA/TRADUCTORA/PINTORA/ACADÉMICA/
INVESTIGADORA EN ESTUDIOS DE GÉNERO/
EDITORA DE SERDEMI JIN
para leer + en POETAS DEL MUNDO
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