27 de enero de 2019

Camila Sosa Villada, 2 textos 2


s/d del/la autor/a
Ante la invasión de frases hechas con mano de obra barata,
Ante los consejos hechos por esclavos en sótanos,
Ante la repetición sucesiva de dichos de mala calidad,
Con poca garantía, que no funcionan a 220,
Ante tanta galletita de la fortuna que siempre dice lo mismo,
Ante tanto horóscopo escrito por sorteo,
Resolvemos:
Cuando alguien le diga:
Debe resolver lo que tiene muy adentro,
Usted vaya y plante un árbol,
No importa dónde, en una maceta grande,
En su balcón, al lado de la ventana con más luz de su casa.
Cuando alguien le diga que no se puede amar a los demás,
Si no se ama a sí mismo,
Usted péguele un sopapo.
Cuando esté cansado de la vida,
sepa que no todo lo bueno de este mundo
requiere sobrehumanos esfuerzos.
Cuando el optimismo ajeno lo ponga pesimista,
Lave su ropa a mano.
Cuando alguien le diga que el tiempo lo cura todo,
Usted limpie su casa, regale las cosas que hace mucho tiempo no toca,
Repare lo que se ha roto por negligencia, por abandono o por demasiado uso.
Cuando le impongan algo,
Rebélese. No acepte autoridad alguna.
Cuando sienta dolor por la felicidad ajena,
Por los bienes ajenos, por la mujer o el hombre del prójimo,
Sepa que la vida es más que eso,
La gente muere, los niños mueren,
Los amantes se separan,
Árboles de 300 o 400 años de antigüedad son talados
Y en su lugar ponen un McDonald’s.
Soportar la sonrisa de los demás es también un sacerdocio.
Cuando quieran obligarlo a querer,
Usted siga su olfato, que nunca falla.
Cuando le digan que lo único que importa es el presente,
Usted mire sus fotografías, prepárese un café,
Préndase un porro, mire el rostro de sus padres, de sus abuelos,
De sus amigos de la infancia,
Tome una copa de vino, y entienda que el pasado es más enorme
Que toda nuestra filosofía de oro catorce quilates.
Todos los maestros están ahí, el presente es un engaño.
Ni siquiera tenemos pruebas de que realmente estamos viviendo.
Cuando alguien le diga que hemos venido a ser felices,
Usted regale un abrigo a alguien que está en la calle,
Adopte un perro, invite a sus amigos a comer,
Olvídese de esa responsabilidad tan egoísta.
La felicidad no debe ser una obligación,
Ser solidario sí!
Cuando le digan: salí! Conocé gente! Olvidalo! No te merecía!
Usted llore, llore todo lo que pueda, ponga un disco con viejas canciones tristes,
Emborráchese y entre en esas curdas depresivas hasta que no le quede
Una puta lágrima por llorar, después lávese la cara con agua bien helada
Y búsquese un amante, un negro bien lindo, una negra bien linda,
Que lo deje hecho un papel mojado sobre la cama.
Cuando se sienta solo, haga una huerta.
Cuando en las revistas y la televisión no den otra alternativa
Que la fascinación por la gente bella,
Usted coquetee con el basurero, con el albañil,
Con el obrero que todos los días carga pesos enormes sobre la espalda,
Porque ningún bello profesional de ojos celestes,
Le hará el amor con más entrega y menos remilgos que un chico de barrio.
Cuando le digan que la fé mueve montañas, que todo va a cambiar,
Usted salga a correr, haga ejercicio, hasta que las piernas se le desmayen,
Y comprendan que en las variables del mundo,
La fe es tan particular que sólo los milagros se atribuyen su influencia,
Y milagros hay pocos, ya lo sabe, tal vez el último milagro
Haya sido Lhasa de Sela y está muerta y enterrada varios metros bajo tierra.
Cuando quieran inyectarle alegría vacua, ignorante alegría
Que es pan para hoy y hambre para mañana,
Usted lea un libro, mastúrbese, sea amable con los vendedores,
Con los choferes de los colectivos,
No se rinda tan fácil en la amabilidad,
Sonría a las personas en la calle,
Deje esa alegría barata para los que comen vidrio.
Acepte la tristeza, dele la mano, sírvale un trago,
En algún momento se cansa y se va, o al menos se duerme.
Cuando le digan que busque consuelo en dios,
Usted escuche blues, vaya al teatro,
Mire algo de cine en blanco y negro.
Cuando esté aburrido, sin corazón, lleno de resentimiento,
Y las putitas de la miseria le digan que la vida es color de rosa,
Que la alegría de vivir y toda esa porquería de polietileno,
Usted mejor acérquese donde es necesario,
Sus padres, sus hijos, sus amigos, millones de desconocidos
En los hospitales, en los asilos, en las sombras de callejones atestados de perros sin dueños,
Alguien, o algo depende de usted.
Le harán creer que las respuestas están dentro suyo,
Lo tendrán eternamente escarbando en los traumas de su niñez,
Y las respuestas están en el mundo, ahí afuera y en los otros,
Haciendo se encuentran las respuestas que escapan al azar.
El alma de un hombre es demasiado honda,
Y tiene hambre, y traga sin masticar.
A los océanos se les pone la piel de gallina al pensar
En la profundidad de las almas de los hombres.
Y al fondo está llena de peces horribles, ciegos y agresivos.
Mejor hacer algo por la vida sobre la tierra,
Ahora que respiramos y que al menos en nuestro país, el agua es casi gratis.



C A M I L A  D I X I T


Camila Sosa Villada
en la obra teatral Despierta corazón dormido/ Frida


Mi viejo para que no me travistiera me encerraba, me castigaba, me mandaba a laburar, me fajaba, me echaba, me prohibía y me atemorizaba. Yo tuve miedo de mi viejo más que de cualquier otra cosa, y ya me ven, me escapaba por la ventana y me montaba en una obra en construcción para salir vestida como Camila. Un verano me tuvo encerrada dos meses sin poder verme con nadie porque me había descubierto probándome una pollera que me había cocido a mano con la funda de un almohadón. En la secundaria me prohibieron que hablara de mis inclinaciones, de mi primer amor, que me pusiera rimmel para ir a clases, que me soltara el pelo en los recreos y ya me ven, sigo de pie. Me prohibieron en todos los boliches, en las casas de mis compañeros, en las reuniones con mis pares. Y yo sigo acá, emputecida y más trava que nunca. Ni un manojo de chupacirios religiosos ni cualquier trava envidiosa y gorda me va a impedir que yo cada viernes, sábado y domingo, deje lo que no tengo sobre el escenario de la sala Muiño del Centro Cultural San Martín, interpretando a una desesperada de amor en El bello indiferente. Sigan censurando las fotos que comparten mis amigos, sigan compulsivamente frenando la revolución travesti que será la última que verá este mundo sin revoluciones ya. Nos verán en los escenarios, en los hospitales, serán nuestros pacientes, nuestros clientes en los bancos, dependerán de nosotras, tarde o temprano y ahí les vamos a demostrar que somos capaces de tratarlos mejor de lo que el mundo nos trató a nosotras. El teatro siempre será el recinto donde haré mi ceremonia y donde me haré querer, y ustedes, seguirán envejeciendo sin gracia y ganándose una muerte solitaria y triste, como la tienen todos los que no han sabido ganarse un lugar en el alma de sus pares.






Camila Sosa Villada 
(La Falda, Córdoba, Argentina, 1982)
ACTRIZ/POETA/CANTANTE
Textos extraídos de su FACEBOOK
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5 comentarios:

Estuardo dijo...

Hermosos poemas. Gracias.

Anónimo dijo...

Coincido, bellísimos poemas. Y invaluable tu laburo.
Beso

Emilia Gutiérrez dijo...

Me encantó! Me hace acordar a Beatriz P. Preciado.

Ana Laura dijo...

Gracias, te encontré por casualidad en el momento mas triste e hijo de puta de mi vida. Pensé que era la unica que pensaba que toda esta filosofia barata de la felicidad como sea no sirve pa un carajo, gracias por mostrarme que no. Al diablo todo!!! Gracias de vuelta.

Laura Suyai dijo...

Me resulta extraordinaria y me hermano con ella como co n Gracias Camila.

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