s/d del autor de la fotografía |
Son noches de insomnes las noches
de incendio.
Más cercana la muerte y
la vida, más violenta en esta espera
nocturna que enciende deseos y descubre
promesas,
certezas que pasan
ardiendo.
Prende el fuego en el aire como un aire de fiesta
o de guerra, de cosas que un instante
suceden y no son nada al instante.
En unas horas dejamos atrás aquello que fuimos
y va quedando en el aire
como un aire de urgencia,
de gestos recién aprendidos
y muy pronto olvidados.
Nadie duerme nunca
en las noches de incendio.
Como un amante impaciente,
la llama que crece en la noche
consume la noche
y nos recuerda lo que fuimos
quedando: sólo humo.
Y ceniza.
NUECHE DE QUEMA
Son nueches d'insomnes les nueches
de quema.
Más cercana la muerte y
la vida, más violenta nesta espera
nocturna qu'enciende deseyos y descubre
promeses,
certeces que pasen
ardiendo.
Prende'l fueu nel aire como un aire de fiesta
o de guerra, de coses qu'un instante
suceden y no son nada al instante.
Nunes hores dexamos atrás lo que somos
y va quedando nel aire
como un aire d'urxencia,
de vezos que recién deprendimos
y bien lluego olvidemos.
Naide nunca nun durme
nas nueches da quema.
Como un amante impaciente
la llapa que miedra na nueche
consume la nueche
y remémbranos lo que fuimos
quedando: fumo namás,
y ceniza.
Cuando volvieron de Alemania
compró un piso nuevo y muebles
de primera. Quería que todo
fuese como antes pero
mejor, con dinero y más tiempo
para gastarlo. Pero nada era
ya lo mismo. Cuando ella decía
huerta, los hijos repetían
Gemüsegarten. Cuando ella decía
río, montaña, ellos pronunciaban
Flüss, Gebirge.
Cuando ella decía casa,
ellos miraban, desconfiados,
hacia otro lado.
IDIOMES
En volviendo d´Alemania
compró pisu nuevu y muebles
de primera. Quería que too
fuera como enantes pero
meyor, con perres y tiempu
pa gastalo. Pero nada yera
yá lo mesmo. Cuando ella decía
güerta, los fíos repetíen
Gemüsegarten. Cuando ella decía
ríu, monte, ellos pronunciaben
Flüss, Gebirge.
Cuando ella decía casa,
ellos mirabes, roceanos,
pa otra parte.
Berta Piñán
(Caño, Cangas de Onís, España, 1963)
de Antología: Noches de incendio (1985-2002),
Editorial Trea, Gijón, 2005
Traducción de la autora
para leer + en EMMA GUNST
2 comentarios:
Los hijos son forasteros de la casa de su madre. Es triste ese desarraigo.
Un beso.
Es tan cierto y está tan bien dicho ese poema de los idiomas...Gracias!
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