Fotografía de Metin Demiralay (demiralaymetin@gmail.com) |
GENEALOGÍA
La rosa que cortó George Sand,
su perfume furtivo
en esta tarde última de otoño.
Los rebaños australes de Alejandra Pizarnik
que mi abuela apacentó después,
en la navidad del 57, sola entre la nieve,
en los montes de L'Aspru.
La llama de un fósforo, en Park Avenue,
en las manos ateridas de Margaret Randall,
que alumbra ahora mi cigarro
en la noche de Madrid;
las garzas azules de Elizabeth Bishop
que vienen a posarse en la orilla de estos versos
y son también aquello que perdimos;
Linda Pastan y las voces, al volante,
cuando presiente que ya hemos gastado
el tiempo que nos queda.
Un libro que pasa de mano en mano
en una mañana apacible de Dachau
-Alemania- y que yo abro ahora,
60 años después, para recordar
que nunca más seremos
inocentes.
La carta que Adrienne Rich
nunca envió,
donde decir adiós y decir lo siento
le dolía tanto
-el corazón de una mujer
arde en ese cuarto-.
Los números secretos de Szymborska, el manzano
que plantó en la primavera polaca y
dejó escrito en el poema:
sólo los presos desean volver a casa -dijo-,
y ahora son aquellas las frutas que yo recojo
en mi huerto.
El gas mortal de Sylvia Plath,
de Anne Sexton;
el agua resbalando por el pelo
de Alfonsina Storni, como un puñado
de serpientes.
Quién dijo que al final seríamos
juntos y felices,
al final,
quién dijo que la verdad no
dolía tanto,
que brillaba como un gusano
de luz
en la esfera de la noche.
Las cárceles de hielo de Ajmátova,
de Tsvietáieva,
que sacuden en el centro mismo del
silencio.
Dime lo que un corazón
puede soportar
de luz y de sombras,
cuánto de soledad, cuánto de frío,
qué heridas no seremos capaces de cerrar,
quién olvidará primero.
Dime cuántas veces se puede lanzar
la misma piedra en el vacío
y a quién va a golpear
cuando regrese.
(Cangas de Onís, España, 1963)
de La mancadura (El daño) Editorial Trea, 2010
Edición bilingüe
para leer + en EMMA GUNST
14 comentarios:
Cuidaba mucho
alguna de sus heridas
no fuera
a ser que cicatrizaran.
Me ha recordado eso.
Muchas gracias Emma
interesante...
Parece que el corazón atraviesa todos los siglos y puede soportar todos los golpes. El corazón poético indomable.
Pensaba en esa inquietante discontinuidad entre tener lenguaje y poder hablar en las mujeres, y aquí la autora traza una genealogía de aquellas que han podido hablar...
Me queda resonando su pregunta: “quién dijo que la verdad no
dolía tanto,…” Y ese final…, otra vez la piedra, parece ser la piedra de nuestros tropiezos, siempre los mismos y tan singulares. Algo hay que "hacer-crear" con esa piedra y con esa verdad que se nos revela dolorosa...
Me encanta esta poesía, gracias.
Un abrazo, Psyche
Que estremecedor jugueteo en el túnel de la muerte, pasando de puntillas sobre las piedras del corazón de todas estas mujeres, que tan bien relata Berta...
hermoso poema Emma, un abrazo muy fuerte para ti.
Por qué tiene que costar tanto...?
No puedo decirle cuanto puede soportar un corazón. A veces me maravillo de lo fuerte que puede ser el mío, y otras pienso que está a punto de partirse.
las piedras arrojadas al vacío son como las escupidas al cielo. Somos las únicas víctimas.
Hay corazones que lo soportan todo..y otros que se cansan antes. Como siempre,interesante propuesta.
Yo siempre me pregunto cuánto de felicidad puede soportar un corazón, y si no es esta lo que más lo desgasta.Pero quizás sólo me lo pregunte poéticamente...
No sabía que en catalán también se decía "mancadura". Me parece una palabra hermosísima...
Bicos(pero dos que non mancan...)
De los dos poemas me gusta más el primero y me gusta mucho.
Hay dos cosas que pueden derrotarme de seguro y tienen nombre: Noa y Jonathan. Lo demás no es seguro.
...me encanta de siempre la idea de una genealogía independiente de la sangre física (incluso independiente de los lazos de amistad y del amor, que todos sabemos que son más fuertes que los familiares).......en mi caso hay poetas y creadores en general con más peso en mi vida que muchos miembros de mi familia......a veces, por no aburrirme, porque no me gusta nada hacerlo, me entretengo en hacerme preguntas descabelladas, incluso algunos dirían que crueles y, sobre todo innecesarias, incluyendo algunas del tipo '¿por quién daría antes la vida en una situación desesperada...?', y reconozco en este poema gente a la que no conocí en persona, evidentemente, pero que me dieron más que algunos que estuvieron siempre cerca.....y confieso: Maquinista daría la vida, por ejemplo y sin dudarlo, por la Pizarnik, antes incluso que por...........enn finn, no pongamos ramas a ese árbol genealógico, sólo digamos que está ahí la importancia de este otro, sin raíces físicas, pero sí mentales y, lo que es más importante, en los latidos de toda una vida........
sin más......recién estoy saliendo de una estación, arrancando...pero que conste que me reconozco en este poema y que me encantó.
Besos Emma, y todos los demás...
....y se me olvidó decir que, como bien dice siempre mi sabia madre 'que la vida nos libre de lo que el cuerpo aguante'...que no es poco, precisamente......
somos la profundidad de nuestra herida volcánica.
Es maravillosa
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