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A dónde van los besos que no se dan
amasados entre miradas
deslizándose en botes
de un muelle a otro.
A dónde van las caricias
nacidas entre palabras
aleteando la piel como peces.
El sexo exiliado de su deseo
la respiración que imagina
enredándose a la par
semillas sin crecer.
Es mucho para un cuerpo guardarse solo.
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Te mandé un poema
me quedé esperando
que asomaras
rato largo estuviste
tal vez leyéndolo
una línea unía nuestras respiraciones.
Después me sentí tonta
quizás oías audios
y yo mirando tu nombre, sola.
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A veces el amor anda mal repartido
como en superficies desniveladas
queda de un lado solo
si no hay pecho que lo reciba
va y vuelve
una carta rechazada
muerde la piel los huesos
el querer estancado
arde en la sangre.
El amor fue hecho para rodar.
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Quitarse del cuerpo un amor
arrancar sus alas frescas
desgranar sobras resecas.
Siempre sangra el filo del adiós.
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La hora de la verdad
cayó como un damasco maduro
las fantasías rompieron
en cascotes sobre mis hombros
no más misterios de margaritas
deshojadas en la mente.
El amor sucede en otra parte
no entró a mi ventana.
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| Thomas V. (@der__tho) |
Difícil que dos latidos se hallen
los deseos a veces enredan seres
mirando a distintas estrellas.
(Buenos Aires, Argentina, 1974)
POETA/ESCRITORA/PSICÓLOGA
de Estrellas negras, 1a ed. (autogestionada)
Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 2024
Ilustrado por Cecilia Gandolfo-
Prólogo de Mariana Finochietto
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