24 de noviembre de 2019

Rosa Silverio, 3 poemas 3

Fotografía de Patty Maher


LEER UN LIBRO

Leer un libro de pie,
sentada,
llorando,
haciendo el amor,
desnuda,
con el café en la mano,
con un poco de droga en los bolsillos,
con un cuchillo entre las venas,
sin ganas de aprender, sin horarios,
sin ruta de navegación y sin remos.
Leerlo con ganas,
con prisa,
sudando,
acongojada.
Leerlo en los parques, en los aviones,
en los edificios públicos,
en las peluquerías y los trenes.
Leerlo con hambre,
sin fe y sin justicia,
leer por leerlo,
leerlo entre el pan y la mañana.

2006


Manuela Maroli fotografiada por Rahman Hak-Hagir



CANTO A LA MUJER QUE SE CONSUME

Una mujer se levanta en la mañana
emprende el camino que la espera
Cualquiera diría
que estamos ante la última heroína
pero en sus aguas hay algo turbio que ella esconde
y que intenta proteger a toda costa
Hace muchos años
en el tiempo de la raíz primigenia
incluso antes de que el árbol fuera árbol
y el fruto fuera fruto
esta mujer levantó una cruz en su calvario
y se dedicó sin piedad a la matanza
Hoy ella deberá pagar sus crímenes
los poetas ya han hecho la hoguera
y a su alrededor baila el enemigo
Mujer
no hay forma de que puedas eludirlo
nadie te librará de tu condena
las Keres ya están listas para el ataque
y Némesis blande en su mano la guadaña
Pobre Athenea derrotada
llama que sin remedio se consume
para ti se han acabado los caminos
sólo el amor persiste en su afán de rescatarte
Mujer
carne de tu carne
polvo, naranja, costilla, sangre, nervios, espina dorsal, 
brazos, piernas, cerebro, corazón,  pensamiento y vida
por ti se han abierto y desaguado los cielos
se han quemado muchas ciudades
a ti te han perseguido y asesinado
con dureza han sido condenados tus pecados
y a tu jardín han ido a parar todas las piedras
Ha llegado por fin la hora de tu muerte
el cuervo ha detenido su viaje
y espera paciente su carroña
Muere, mujer, consúmete
dirígete hacia el fondo de ti misma
y desaparece.



Manuela Maroli fotografiada por Rahman Hak-Hagir




TARDE

Puede que sea tarde para muchas cosas,
tarde para el temblor y los amantes,
tarde para el paraguas y el aguacero,
tarde para el hábito y la fe.
Puede que también sea tarde
para irse a otras tierras,
para volverse tormenta o sombra,
para envejecer y ostentar nietos,
para sembrar las raíces o crecer hacia dentro,
para recoger en el parque las sobras del amor.
Puede que ya no haya tiempo
para todas esas cosas,
pero estoy segura de que hay un momento,
una hora inalienable e irreductible,
para sentarme bajo el árbol
y escribir tranquilamente mi poema.







Ph Massiel Zaiter Mejia
Rosa Silverio
(Sgo. de los Caballeros, Rep. Dominicana, 1978)
Reside en Madrid, España
ESCRITORA/PERIODISTA/GESTORA CULTURAL/LECTORA
poemas extraídos de su BLOG
para leer una entrevista en REVISTA GLOBAL
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