18 de abril de 2019

Cénix Callejo, Rituales para recuperar el cuerpo...


Fotografía de Lin Yung Chen

RITUALES PARA RECUPERAR EL CUERPO
DESPUÉS DE UN POLVO DE MIERDA CON UN HOMBRE

1.

Lavarse
con esponjita exfoliante.
Tres veces al día
durante una semana.
Una vez cada día
para el resto del mes.

2.

Cepillarse los dientes
por cinco minutos
durante
y después
de cada mal recuerdo.

3.

Baños vaginales de caléndula
antes de dormir
y al despertarse.
Durante dos semanas
o hasta que ya no duela.

4.

Tres días en la costa,
con amigas,
o sola,
depurándose entre la espuma más blanca
de las olas.

5.

Una hoguera y quemar
todas las bragas tuyas que él tocara algún día.
Una tarde robando
bragas nuevas del Primark
con tu mejor amiga.

6.

Diez abrazos al día
de mujeres que entiendan.

7.

Limpiar las sábanas a 90°
Hacerte la cama con mimo cada día.

8.

Salir con tus colegas del barrio.
Cerrar los bares.
Volver a casa con ellas
cagándote sin filtros en ese cabronazo.
Llorando a gritos o riendo a carcajadas.

Orgía de cuidados con las tuyas de siempre
hasta la amanecida.

9.

Ir a una marcha no mixta feminista.
Si no la hay: Convocarla.

10.

Mimarte por un día y llevarte de compras.
Comprarte, por ejemplo,
una navaja suiza,
un puño americano.
Un spray.
Gasolina.

Y esas bragas con las que
te follarías a muerte
si te conocieras borracha en una discoteca.

Llegar a casa y follarte con ellas.
Como si no hubiera
ninguna otra mujer
en el mundo
más que tú.

Como si fueras todas
las mujeres
del mundo.

11.

Sublimar tu dolor. Reconducir tu rabia.
Hacerle una pintada en la fachada
al gilipollas de turno
que acosó en una fiesta
a tu mejor amiga.

12.

Volverte la lesbiana más puta del país.
Follar hasta que no quede
ningún hombre en el cuerpo.

13.

Escribir un poema de todo lo que sana.
Gritarlo allá donde pueda también sanar a otras.

Por ejemplo, un poema como este.
Por ejemplo, en un rincón como acá.

14.

Después,
echarte una buena ducha fría,
vestirte con tus olores favoritos,
calzarte la ropa que mejor te haga sentir.
Sentir cada textura rozándote la carne.
Celebrar que aún existes.

Y salir así al mundo,
sabiendo una vez más,
que, como todas y cada una de las veces,
lo has vuelto a conseguir.






Cénix C. Callejo 
(Jerez de la Frontera, España, 1990
Reside en Ecuador
POETA/TRADUCTORA/CONSERVACIONISTA
en facebook: AD LIBITUM
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2 comentarios:

carlos perrotti dijo...

Diferente, fresca y ácida como ella sola.

Te debemos otra, Miriam.

lunaroja dijo...

ASI, CON MAYÚSCULAS...
ADORABLE, PRECIOSA,PERFECTA Y LOCA!!

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