Fotografía de Susanna Majuri |
AGUA VENCIDA
A todas las mujeres y niñas violadas,
torturadas, asesinadas,
sólo, por ser mujeres.
¿Por qué las llaves no podrán
abrir este silencio?
Tallos de bronce
espacio herido,
lugares mujer huyendo eternamente
del rastro
de su conciencia.
Y pies había
en un aire
en exceso respirado,
eran lugares hombre,
cinco partes en el viento
creciendo más allá
de su frontera,
en la violencia del signo
con que fueron bautizados.
Venían en tiniebla
como abismos,
corredores que abren surcos en la carne
hombres sin nombre
desprendiendo derrumbes
como dolor, como grito
como máquina de cenizas.
Cuando su olor cae a la tierra
se abisma un nuevo desierto
un residuo polvoriento que gotea
la renuncia última
de una niña
rebosada,
estallada en tan estrecho espacio
mientras sus ojos tenían
relámpagos
o sucesiones de dientes
tentáculos garras vísceras,
formas torturadas que volvían
o escapaban.
Un árbol sosteniéndola,
y lo que fue, dejó de ser,
es otro día para morir
y todo
deja de ser
por encima de los desiertos,
con ojos invisibles,
protegidos
por el falo omnipresente.
Su rostro alargado,
sangrientas armas en su mano
como actos
o construcciones
o costumbres de hombre.
¿Habrá en las manos que escriben
manos que tiemblen contigo?
Contamos las voces
desde el silencio invencible
que nos llega.
Contamos recipientes
de cuerpos vacíos detrás de la furia,
vientres reventados,
crujidos de huesos rojos lanzados al viento
midiendo el tiempo
en nuevos silencios
en el solo llanto,
mientras nuevas ramas crecen
a la memoria derrotada.
Sofía del Carmen Rodríguez Fernández
(México DF, México)
POETA/PINTORA/ANTROPÓLOGA SOCIAL
en Flores en el desierto - Poesía Iberoamericana vs. Feminicidio,
Vol. 1 Colección 2016, Cascada de Palabras Cartonera
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