Fotografía de D-Yee |
SALMO
Nunca le pregunté al destino
si me tocaba seguirte.
Simplemente me fui.
Me desnudé y te dije:
bajemos. Metámonos
más hondo en el infierno.
Hagamos ahí dentro en lo obscuro
el paraíso del placer.
Abre la puerta negra
Hurga Entra
Desciende el misterioso abismo.
Y tu pasión fue mía y tu goce.
Luego te di mi alma y te dije:
Haz de mi fuego el tuyo
Bebe de mí
Muere de amor conmigo.
Te haré mitad demonio y mitad santo
Te saciaré con látigos y con cilicios
Te ataré a la pilastra y al muro
y a la cruz del martirio
hasta que estalles.
Hasta que nazcas por dentro en mí
y en un instante sin fin te fugues
de la cárcel del cuerpo.
Y me arrojé contigo al precipicio.
Fotografía de D-Yee |
ORACIÓN POR EL CUERPO
Abusé de ti, malamada.
Te maltraté como al peor de los esclavos.
Te obligué a desnudarte ante los otros,
a descender conmigo hasta los bajos fondos.
Eras objeto de saciedad y de goce:
Acudías como una perra obediente a mi llamado.
Cuántos pasaron por encima de ti
como caballos pisoteando la hierba.
Cuántos bebieron de tu simiente
la savia de la sabiduría.
Corté todas las rosas del jardín.
No floreció ni una sola semilla.
He de morir contigo.
Y de nosotras
no quedará ni una huella.
PREGHIERA PER IL CORPO
Ho abusato di te, mal amata.
Ti ho maltrattato come al peggiore degli schiavi.
Ti ho obbligato a spogliarti davanti agli altri,
a scendere con me fino ai bassi fondi.
Eri oggetto di sazietà e di piacere:
accudivi come una cagna obbediente al mio chiamare.
Quanti sono passati sopra di te
come cavalli pestando l’erba.
Quanti hanno bevuto del tuo seme
la linfa della saggezza.
Ho tagliato tutte le rose del giardino.
Non ha germogliato né un solo seme.
Devo morire con te.
E di noi
non resterà traccia.
Nelly Keoseyán
(México DF, México, 1956)
POETA/TRADUCTORA
sus libros: Fuego interior, 1986
y Paraísos del sueño, 1998
para escuchar Los amantes se aman
para leer MÁS
2 comentarios:
Qué gratos recuerdos revivieron en mí al reencontrarme con Nelly Keoseyán luego de los años transcurridos entre la universidad y la vida.
Eso es hermoso Uriel!
los reencuentros...
un abrazo
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