Fotografía de Amber Marie Chavez |
Hay cosas ajenas a la poesía:
los estantes de los supermercados,
el atoro de un centro comercial,
la avenida más escandalosa,
el insomnio estéril, sin ojos,
una tontería que teje los instantes,
las esquinas sin amantes,
el árbol que nadie ve,
la pregunta circular que va y viene,
yo misma ante la ficción del espejo
que manipulo a mis anchas;
todas las ventanas clausuradas
sin que alguien las redima,
un perro asesinado diez veces
por anónimas sombras que ruedan,
la culpa que alimentas cada noche
por hacer lo que quieres
cuando todo obliga al sacrificio,
la prisa y el corazón que no saben llegar
al sitio de su incendio,
el color amarillo de la melancolía,
una mano sola como un arma siniestra,
la palabra aburrimiento, tan larga
que no cabe en la línea del poema;
la soledad, si nada la contiene,
tu rostro, si no lo habito,
los números, si nadie los repasa,
tanta noche quebrada en la cabeza.
Hay cosas ajenas a la poesía
si no hay alguien que las nombre.
Fotografía de Bettina Rheims |
TAMBIÉN SUCEDE
Sucede que me canso de ser hombre…
Pablo Neruda
Sucede que me canso de ser mujer
ojal en el abrigo del tiempo
canoa en que viajan los deseos
aro en la oreja de la tierra
flor transitoria en la memoria
ola que amenaza y cae como niña
lengua que salpica la conciencia
mano ahíta de silencios
cuerpo sin énfasis en ángulos
jarra responsable del agua
del hambre que gotea en las ventanas
donde hay niños repentinos
y hombres con rostros elocuentes.
Sucede que no estoy cuando me buscan
ardo los anaqueles si es preciso
y para huir también uso silencios.
Rueda la confusión en las paredes.
Quisiera lavar las culpas de los muertos.
Soy esa palabra que no acaba de salir
y se resbala por los dedos
como una miel metafísica.
Sucede que me canso de ser mujer
jardín de adjetivos
menuda
tierna
quebradiza
con la única fuerza que llevo
con el único encargo que tengo
de sostener el mundo.
ANCHE SUCCEDE
Succede che mi stanco d’essere uomo…
Pablo Neruda
Succede che mi stanco d’essere donna
asola nel cappotto del tempo
canoa su cui viaggiano i desideri
orecchino nell’orecchio della terra
fiore passeggero nella memoria
onda che minaccia e cade come una bimba
lingua che schizza la coscienza
mano piena di silenzi
corpo senza forzai negli angoli
caraffa responsabile dell’acqua
della fame che gocciola sulle finestre
dove ci sono bambini fortuiti
e uomini dai volti eloquenti.
Succede che non ci sono quando mi cercano
brucio gli armadi se è necessario
e per fuggire uso anche i silenzi.
Gira la confusione tra le pareti.
Vorrei mondare la colpa dei morti.
Sono questa parola che non riesce ad uscire
e scivola tra le dita
come un miele metafisico.
Succede che mi stanco d’essere donna
giardino di aggettivi
piccola
tenera
fragile
con l’unica forza che ho
con l’unico compito che ho
di sostenere il mondo.
Fotografía de Silvia Grav |
PALABRAS COMO DAGAS
Las palabras caen sobre el rostro
como una demolición.
Ojos, nariz, cejas se precipitan,
párpados como pétalos arrancados
por la crueldad de una niña,
la piel se resbala por la piel,
un labio se disocia del otro
y no queda sitio para la vergüenza
en este rostro arrasado, roto,
lleno de tus frases como dagas.
En el espejo no estoy.
No está la boca en el beso.
Trato de ajustar nuevamente
la cabeza en el cuello
pero he perdido mis manos
tratando de retenerte.
Hace tiempos que no estás
y aún tus palabras arruinan el aire,
las cenizas,
el hueco del corazón.
Luz Helena Cordero Villamizar
(Bucamaranga, Colombia, 1961)
de Por arte de palabras, Universidad Externado de Colombia,
Decanatura Cultural, 2009
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