Fotografía de Alisa Andrei |
Iluminada por el relámpago nacido del vuelo
de un pájaro, Camila O’Gorman huye con un
sacerdote, su amante, en 1848.
-Enrique Molina-
No es de señoras
esta
pasión desenfrenada
No está permitido
robar pastores así
pero ven sin más
amado
al campanario
cuando descuelgue la noche
y santifica esta arritmia
que me muerde
bajo la enagua de bramante
Despójate tú de esa negrura
que cubre todo
lo húmedo que mi boca reclama
Déjala que repose
como un lago de agua turbia
a nuestros pies
(Caracas, Venezuela, 1960)
de Fatal, Fundarte, Caracas, 1989
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1 comentario:
Hermoso poema. La pasión no sabe de hábitos ni sotanas: Vive en las alturas nocturnas de un campanario. Me gusta esta mezcla de erotismo, mística, juego y gusto por la palabra exacta. Me apunto el nombre de Alicia Torres. Siempre sorprendiéndonos. Saludos.
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