Fotografía de Simona Smrckova |
Esta será la única mentira en la que siempre creeremos
a fuerza de admitirla tantas veces.
Hoy
alguien intentará leer el ojo de un vecino
con el fin de saber si la tristeza
(esa muchacha indócil que va escupiendo amor)
es una amiga sádica de siempre
o un pez muerto nadando en la garganta.
Sería difícil disfrazar la felicidad
(a ella siempre le quedaría corrido el maquillaje).
Pero de todos modos tendrás que perdonarme
que no te ladre amor junto al oído.
Podrían despertarse muchos muertos que están bajo
[nosotros.
Es una historia triste
jugar a ser perfectos.
Damaris Calderón
(La Habana, Cuba, 1967)
de Con el terror del equilibrista, La Habana, 1987
también en la antología Un grupo avanza silencioso, 1994
para leer poemas inéditos en EFORYATOCHA
5 comentarios:
Me en-can-tó.
¿Viste la entrada que te dediqué, pendeja? Me dejaste colgando, flaca.
Un beso enorme.
Demasiado corrido el rimmel...
Espectácular. Tremendo poema.
Saludos
muy bueno.
saludos
ALUCINANTE.
Es loco como puedo someterme al discurso en detrimento de la forma, jajajajajaja. Soy débil, soy frágil, lo confieso. Cualquier poeta se aprovecha de mi nobleza.... Jajajaja.
Besos.
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