11 de octubre de 2013

Candelaria Rivero, 2 poemas 2


(*) s/d del autor
AÑOS

Nada alrededor es tan fuerte.
Ninguna imagen.
Ningún concepto.
Iré liviana junto al mar,
junto a la decisión de existir en cada paso.
Presentiré el latido
de una nueva hora
creciendo entre los días vírgenes.
Podré amar hasta el fondo cada cosa
sin volver a sentir que no,
que sólo esto o aquello,
que sólo un brote, un costado, un reflejo.
Después de que el amor se vuelva vértigo
se vuelva savia
se vuelva canto,
después de aprender a olvidar lo aprendido
después de jurar sin rabia
extendiendo el deseo hacia los pájaros.
Podré sentir que mi lluvia te busca
que el silencio que crece
brilla firme en un punto exacto de la luz.
Podré dormir tranquila
con mis años a cuesta
sobre una página en blanco.

ANNI

Niente intorno è così forte
Nessuna immagine.
Nessun concetto.
Andrò leggera insieme al mare
insieme alla decisione d’esistere in ogni passo.
Presentirò il battito
di una nuova ora
che cresce tra i vergini giorni.
Potró amare fino in fondo ogni cosa
senza tornare ad ascoltare no,
che solo questo o quello
che solo un germoglio, un fianco un riflesso.
Dopo che l’amore si faccia vertigine
si faccia linfa
si faccia canto,
dopo d’imparare a dimenticare l’imparato
dopo di giurare senza rabbia
estendendo il desiderio verso gli uccelli.
Potrò sentire che la mia pioggia ti cerca 
che il silenzio che cresce
brilla fisso in un punto esatto di luce.
Potrò dormire tranquilla
con i miei anni sulle spalle
su una pagina in bianco.

(Traducción del CCTM)


Angela Lindvall by David Sims for Jil Sander, 1998
HERIDA

Hablo de lo que se va.
De lo que se aparta silenciosamente.
De una red que se desliza entre las palabras
y decide quedarse con algo
y llevárselo lejos.
Hablo de alguna especie de vacío
no cualquier vacío,
una ausencia espesa que señala
su propia zona sin flores
sus abismos petrificados,
una ausencia donde ya no es posible
ningún sonido
ni siquiera el sonido del dolor.
Hablo de unas alas 
despegando hacia otro cielo,
interrumpiendo de golpe otras soledades,
otros jardines vacíos.
Y también yo, me alejo sin saberlo
creyendo que puedo sostener mi cuerpo
entre torres de palabras
entre árboles mudos.
Me detengo frente al espejo
pero algo de mí continua su viaje,
algo avanza en la niebla con los ojos vendados.
No llego nunca a despedirme,
a levantar la mano mientras el tren me olvida.
No llego nunca a entender del todo
y me quedo inmóvil
mirando el color / la forma /el paisaje de la herida.




Candelaria Rivero 
(Santa Fe, Argentina, 1984)
de Los abrazos posibles, Editorial La Gota, Ciudad de Santa Fe
para leer MÁS
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2 comentarios:

Andrés Vara dijo...

Qué gusto leer a gente tan joven con ese sentido del ritmo que pareciera fácil. Me anoto ese nombre.

EG dijo...

Me alegro Poeta que le guste. Un gran abrazo!

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