Ilustración de Heo Jiseon |
TILIA
Cierro los ojos.
Me basta sentir el perfume
para saber
que es noviembre.
En casa
los tilos se han estirado
con los años
hasta alcanzar el balcón
y convidarme
sus hebras doradas.
(una diosa
me reserva
este regalo)
Salto a la noche.
La quiero eterna
ahora
que es fugaz
y tan vasto
el día
como una venganza
por los oscuros
inviernos.
(¿hay algo
más hermoso
que la brisa
joven
libre
de puertas
cerradas?)
Me embriago con las flores
que huelen a miel y cítricos.
Todo lo olvido.
Por un instante,
todo lo olvido.
Ilustración de Heo Jiseon |
OLOR A TIERRA MOJADA
Una lluvia temprana
refresca el día.
Desde la cama
escucho los truenos
trato de adivinar
que tan cerca
caen los rayos.
Cuando era chica
en los días de tormenta
mi abuela corría
a desenchufar
la heladera
para cuidarla
de las descargas.
Yo me quedo quieta.
Boca arriba
imagino que soy
la niña que juega
mientras los adultos
resuelven
las cosas importantes.
Imagen extraída de Freepik |
RELIGIÓN
Cada día miro el atardecer.
Ésta es mi religión:
adivinar el color del cielo
cuando del sol sólo queda un recuerdo vago.
Ni anaranjado ni lila ni plomizo.
Es un color que tiene
el canto de los pájaros
y el aire fresco
el olor de alguna cena temprana
y la penumbra en los ambientes.
Es el color de lo que queda
suspendido por un rato.
Al atardecer
me siento hecha de cielo.
Allí celebro, allí
sé que vivo
y los dioses me habitan.
(Lomas de Zamora, Bs. As., Argentina, 1978)
POETA/OSTEÓPATA/TALLERISTA
de El color de lo que queda suspendido por un rato
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