Fotografía de Cheryle St. Onge |
Mi madre me regañó por llevarme un puñado de tierra a la boca
Mi madre me regañó por llevarme un puñado de tierra a la boca,
pero la tierra ya estaba aquí,
en mi garganta,
antes de que yo llegara,
antes de que yo pudiera decir árbol,
pie, ocho de la mañana.
La tierra era tierra y me ocupaba
antes de que yo olvidara cómo se respira.
La tierra de mi garganta no me deja respirar.
También es quien me recuerda
que el grito
es posible.
Fotografía de Cheryle St. Onge |
Abro los ojos y te digo que mi nombre no existe
y que no importa,
que algunas noches dibujo en mi espalda un símbolo que nadie conoce
y lo llamo cada vez de otra forma.
Te digo que mi mano derecha es
un niño que corre y significa
verde, lluvia o dedo sobre el cristal
y que mi mano izquierda es un zapato minúsculo
y no significa nada.
Fotografía de Cheryle St. Onge |
Clavo mi uña en tu brazo hasta que preguntas
qué significa.
Yo cavo así: sin uñas,
con la cara sucia y las manos extendidas
hacia nada.
Cavo aunque sé que esta tierra no tiene fondo.
Cavo porque sé que esta tierra no tiene fondo.
Cuando me canso, salgo a la superficie,
sacudo mi ropa
e invento una historia que explique
el barro que queda entre mis dedos.
Leídos en LA TRIBU
(Pamplona, España, 1997)
para leer una entrevista en LIBEROAMÉRICA
Compiladores Rosa Berbel y Pablo Romero
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2 comentarios:
Poemas que evocan la infancia, muy bien logrados ;)
Muy bellos!
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