15 de enero de 2021

Angelina Gatell, Pero de pronto el aire


Fotografía de Alena Kakhanovich

PERO DE PRONTO EL AIRE

I

Pero de pronto el aire
es un gemido, un pájaro
que sufre.
Lo percibes como un latido
que te acribilla el sueño al asomarse
a esa ansiedad en que te has convertido
irreversiblemente.
Habrá alguna razón -te dices- 
para tanta desdicha, una respuesta
a la pregunta que formulas,
o quizá un argumento en donde
nombrar a dios sea tan sólo
fabulación, tramoya,
perfil de la impotencia.
La mañana no puede mirarte cara a cara
y se encoge de hombros cuanto tú la transitas
mendigando sosiego, mientras
allá en tus laberintos se apagan por completo
las últimas estrellas que endulzaron la noche.



Fotografía de Alena Kakhanovich

II

Pero de pronto el aire
es también el silencio
o el ángel maldiciente,
o el agua, que desborda tus presas,
la lentitud, e irrumpe...
Te preguntas por qué este desamparo
donde el aire te obliga y te somete
a ser la herida
que ensangrienta tus límites, frontera,
de tu respiración o inexorable
ventana abierta en lo imposible.
Te evocas
en la muchacha aquella que tenía
lápices de colores
para escribir amor en los cuadernos
de un bachiller nocturno,
pero no puedes
reconstruirla: es sólo un garabato
entre los dedos
enquistados del aire.



Fotografía de Alena Kakhanovich

III

Pero de pronto el aire es una ausencia,
apenas cálculo o punzada, en esa
encrucijada de tu pecho
donde la muerte espera y te sonríe.
Pero de pronto el aire agita sus pañuelos
como al descuido en las acacias
que vigilan tu casa.
Te reconforta imaginarlo
en los pasadizos de la angustia
o en los ruidos
que frecuentan la noche
monótono y silbante, emergiendo
como un genio de ese
generador de oxígeno
al que vives uncida tantas horas,
sin más recurso
que una palabra amiga o unos versos
salvados
difícilmente del vacío
que te ocupa la vida.
Pero de pronto el aire, cuando menos lo esperas,
se acurruca en un lugar de ti que no consigues
adivinar cuál es ni dónde duele,
como si fuera un sueño.



Fotografía de Alena Kakhanovich

IV

Pero de pronto el aire
no falta únicamente en tus pulmones,
no deja su maltrato en la criatura
tan inerme que eres... Hoy el aire,
una vez más, ha acuchillado al mundo.
Perdonadme la queja que formulo
sólo por mí en la noche.
Quince de julio, viernes, ocho cuarenta y cinco.



Fotografía de Alena Kakhanovich

V

A Javier García

Paso a limpio la nada.
Javier García

Pero de pronto el aire
te acude como un perro dulcísimo,
lame tu piel vejada
donde los corticoides liberan a diario su ira.
Él mueve las orejas, las agacha
al borde mismo de tu lágrima,
pasa a limpio la nada y te mira
con esos ojos suyos
de cristal indeciso. Te consuela.



Fotografía de Alena Kakhanovich

VI

Pero de pronto el aire
de la noche de julio se resiste
a abastecerte.
Son las tres. Tu insomnio
es esa sala del museo en donde
fuiste colgando cuadros, las amadas imágenes
de ayer, los sueños...
Todo
lo que dejó de ser cuando creías que era.
Un coche,
vulgariza el silencio, deja
en él su lanzada y en tu pecho
se acrecienta la angustia
hasta ser esa roca que lo ocupa
con más frecuencia día a día.


Fotografía de Alena Kakhanovich
VII

Pero de pronto el aire
tiene un regusto extraño
quizás aún más amargo que tú misma,
más sufridor, más hecho a la tristeza,
al siempre, al nunca más de cada instante
y te tiende la mano y te asegura
que a la vida le basta con morir
para saberse hermosa.
"Ven conmigo -te dice-,
toca la mañana, sube
al esplendor del pájaro. No consientas
que se te apague el sueño que tuviste
y situaste
más allá de ti misma, de las pequeñas cosas
sólo a ti reservadas. Restituye
tu corazón a la esperanza
que le debes al mundo y que el mundo te debe".
Y sigue.




Angelina Gatell Comas
(Barcelona, 1926 - Madrid, España, 2017)
POETA/TRADUCTORA/ACTRIZ DE DOBLAJE/ACTIVISTA
para leer + en TRIANARTS
+ en el blog de  HÉCTOR CASTILLA





2 comentarios:

lunaroja dijo...

Qué precioso! Me ha encantado cada uno de ellos!

Laura dijo...

Maravillosos poemas.

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