17 de mayo de 2020

Cecilia Pavón, El festival de las lágrimas



s/d del autxr de la fotografía


EL FESTIVAL DE LAS LÁGRIMAS

Las lágrimas vienen al Festival de
canciones tristes.
Son todas distintas, son todas lágrimas
por distintas razones
lágrimas de amor, lágrimas de dolor,
lágrimas de distancia, y al final
lágrimas de felicidad.
Pero estas no sé si existen.
Parece que los días de sol la gente no
sabe qué hacer:
paralizarse en la vereda.
Al menos a mí me pasa, la parálisis,
estar muda, cerrar los ojos.
Ayer dijeron que se terminaba 
el mundo.
Nostradamus lo había predicho hacía
más de mil años. El eclipse, la
alineación.
Pero no pasó nada.
Si lo pienso detenidamente, es terrible,
es un golpe muy fuerte para mí,
yo había creído que en verdad se
terminaba el mundo,
que se terminaba todo.
Había llamado a las personas queridas
para despedirme
te amo, te amo, te amo, te amo,
te amo, te amo, te amo, te amo
y había sentido un calor en el cuerpo.
El cielo ayer tarde estaba raro. Naranja
y violeta, extraño, a franjas, veteado,
como el pelo de un perro callejero.
El cielo del día antes del fin del mundo,
pensé, y es lo que seguramente
pensaron todos los que lo vieron.
¡Ese cielo!
Parada en la vereda como estoy ahora
miré hacia el lugar de donde vienen
menos autos y suspiré, y mi cuerpo fue
raptado por las vueltas del amor.
Me fui a dormir sola. Me dormí leyendo
un libro. De Freud.
Era tan tonto leer, pero yo leía.
Cuando estaba tan emocionada a la
tarde por la venida del fin del mundo
no sabía si era miedo o excitación.
El miedo tenía que ver con agonizar, la
excitación con ver el cielo encendido.
Ver fuego en el cielo y sentir la fuerza
de miles de siglos detenerse por un
solo instante en un solo lugar.
El lugar tenía como nombre “Fin” y 
también se llamaba “Yo”.
A las cuatro de la mañana me despertó
el teléfono, era Gary que decía que el
mundo ya se había terminado hacía
dos décadas.
Desde el 70 todo lo que pasa es irreal
dijo, un poco cansado porque venía de
una fiesta en la que habían bailado
mucho para despedir al mundo.
No sé, le
respondí, yo nací en el 73 no 
he vivido tanto tiempo.
Si el mundo se hubiese terminado
hubiésemos muerto todos abrazados,
viendo las cosas estrellarse,
y lo mejor de todo es que yo hubiese
concretado un sueño de infancia.
A los diez años, durante la hora de
clase yo soñaba que el mundo se
acababa en cualquier momento, por
una guerra o por cualquier cosa,
iba a pasar en el recreo, todos los
compañeros juntos, mi mejor amiga
y el chico del que yo gustaba a mi lado,
sin padres, moriríamos libres en la
escuela todo el grado a la vez.





Cecilia Pavón 
(Mendoza, Argentina, 1973)
POETA/NARRADORA/TRADUCTORA/ARTISTA/
LICENCIADA EN LETRAS
de Virgen, Belleza y Felicidad, Buenos Aires, 2001
en 53/70 -poesía argentina del siglo XXI-, 
Editorial Municipal de Rosario; Espacio Santafesino; 
Centro Cultural Parque de España AECID, Rosario, 2015
Roberta Iannamico... [et.al.]; compilado por Julia Enriquez;
Daiana Henderson; Bernardo Orge
su blog ONCE SUR
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