29 de febrero de 2020

Alda Espírito Santo, Las mujeres de mi tierra


Fotografía s/d del autor extraída de acá


LAS MUJERES DE MI TIERRA

Hermanas de mi pequeño terrón
que pasan a través de mi país de África,
es para ustedes, hermanas, mi alma entera
—hay en mí una laguna amarga—.
Quisiera hablar con ustedes en nuestro criollo meloso,
quisiera llevar hasta ustedes el mensaje de nuestras vidas
en lengua maternal, bebida con la leche de nuestros días primeros.
Pero, hermanas, buscaré un idioma prestado
para mostrarles nuestra tierra,
nuestro gran continente,
de una punta a otra.
Quisiera que descendiéramos a nuestras playas
donde ustedes arrastran las gibas del litoral,
sentarme en la estera de nuestras casas,
contar junto a ustedes los diez mil reyes
de los granos vendidos
en la tienda más cercana,
del vino de palma
regateado en los caminos,
del andín[1] vendido en piñas,
en las primeras horas del día.
También quisiera
conversar con las lavanderas de nuestros ríos,
sobre la ropa de cada día,
sobre la salud de nuestros hijos
roídos por la fiebre
recorriendo leguas camino a la escuela.
Hermana, nuestra plática es larga.
Es larga nuestra plática.
A través de los siglos
de servidumbre y miseria…
Es largo el camino de nuestra pena.
Nuestros pies descalzos
están cansados por tanto trabajo…
El dinero no llega
para vencer nuestra hambre
de nuestros hijos
sin trabajo,
engullendo plátano sin pescado
por muchos días de penuria.
No haremos más “nozados”[2] largos
ni lanzaremos al mar
en las fiestas de Santos sin nombre
la salud de nuestros bellos niños,
la esperanza de nuestra tierra.
Una larga plática, hermanas.
Vamos a juntar nuestras manos
callosas por abrir carozo,
sucias de plátano
fermentado en el “macucu”[3]
en nuestra cocina
de “vaya a plegar”…
Nuestra tierra es linda, amigas,
y queremos
que sea grande…
¡A lo largo del tiempo!...
Pero es necesario, hermanas,
conquistar las Islas enteras
de pe a pa.
Amigas, nuestras manos juntas,
     nuestras manos negras
cogiendo nuestros sueños estériles,
barriendo con furia,
con la furia de nuestras “palayés”,[4]
     de nuestros mercados,
las cosas malas de nuestra vida.
     Pero es necesario conversar
a lo largo de los caminos.
     Tú y yo, hermana mía.
Es necesario entender nuestro hablar
     juntas tomadas de las manos,
¡hagamos nuestra fiesta…!
     La fiesta descenderá
a través de todos los pueblos,
agitará las palmeras más gigantes
     y tendrá una fuerza grande
pues estaremos juntas, hermanas,
     juntas en la vida
     de nuestra tierra.
Pero es necesario conocer
la razón de nuestras angustias secretas.
     Procurar vencer, hermanas,
la furia del río
     en días de tornado,
     saber la razón,
encontrar la razón de todo…
“Nuestros hijos,
nuestro hijo murió
     roído por la fiebre”…
Muchos pequeñitos
     mueren todos los días
     vencidos por la fiebre,
     vencidos por la vida…
………………………………………………..
No gritaremos más
     nuestros cánticos dolorosos
preñados de eterna resignación…
Otro canto se elevará, hermanas,
por encima de nuestras cabezas.
Procuremos la razón.
La hora de nuestras razones vencidas
se avecina.
La hora de nuestra plática
será larga.
Alrededor de las semillas,
alrededor de las cartas
escritas por otros,
porque el hambre es grande
y no sabemos leer.
No sabemos leer, hermanas,
pero vamos a vencer el miedo.
Vamos a vencer nuestro miedo
a estar solas en la tierra inmensa.
Jamás estaremos solitarias…
Porque nuestra fuerza ha de crecer.
Entonces conquistaremos
     para nosotras,
para los hijos engendrados en nuestro vientre,
en nuestras horas de Angustia,
     —para nosotras—
nuestra bella tierra,
en el día que se avecina
saliendo de nuestras bocas,
     una palabra bella,
bella y silenciosa,
la palabra más bella
seseada en nuestro criollo,
la palabra sin nombre
     entonada en silencio
     por un coro gigante,
corriendo a lo largo de nuestras cascadas,
de las cataratas más distantes,
el canto del silencio, hermanas,
ha de sonar
cuando llegue la “gravana”,[5]
a lo largo de nuestras pláticas
en el atardecer en nuestras casas
     sin nombre.

[1] Palma de origen africano de cuyas piñas se extrae un aceite muy apreciado por la industria actual.
[2] En Santo Tomé y Príncipe, ceremonias rituales en memoria de los muertos.
[3] Conjunto de tres piedras colocado en el fuego para sostener las ollas.
[4] En Santo Tomé y Príncipe, nombre que se da a las mujeres dedicadas al procesamiento y comercialización del pescado.
[5] En Santo Tomé y Príncipe, la estación de sequía que va de mayo a octubre.


ÁS MULHERES DA MINHA TERRA

Irmãs, do meu torrão pequeno
Que passais pela estrada do meu país de África
É para vós, irmãs, a minha alma toda inteira
— Há em mim uma lacuna amarga —
Eu queria falar convosco no nosso crioulo cantante
Queria levar até vós, a mensagem das nossas vidas
Na língua maternal, bebida com o leite dos nossos primeiros dias
Mas irmãs, vou buscar um idioma emprestado
Para mostrar-vos a nossa terra
O nosso grande continente,
Duma ponta a outra.
Queria descer convosco às nossas praias
Onde arrastais as gibas da beira-mar
Sentar-me, na esteira das nossas casas,
Contar convosco os dez mil réis
Do caroço vendido
Na loja mais próxima,
Do vinho de palma
Regateado pelos caminhos,
Do andim vendido à pinha,
Às primeiras horas do dia.
Queria também
Conversar com as lavadeiras dos nossos rios
Sobre a roupa de cada dia
Sobre a saúde dos nossos filhos
Roídos pela febre
Calcurreando léguas a caminho da escola.
Irmã, a nossa conversa é longa.
É longa a nossa conversa.
Através destes séculos
De servidão e miséria...
É longa a estrada do nosso penar.
Nossos pés descalços
Estão cansados de tanta labuta...
O dinheiro não chega
Para vencer a nossa fome
Dos nossos filhos
Sem trabalho
Engolindo a banana sem peixe
De muitos dias de penúria.
Não vamos mais fazer “nozados” longos
Nem lançar ao mar
Nas festas de Santos sem nome
A saúde das nossas belas crianças,
A esperança da nossa terra.
Uma conversa longa, irmãs.
Vamos juntar as nossas mãos
Calosas de partir caroço
Sujas de banana
“Fermentada” no “macucu”
Na nossa cozinha
De “vá plegá”...
A nossa terra é linda, amigas
E nós queremos
Que ela seja grande...
Ao longo dos tempos!...
Mas é preciso, Irmãs
Conquistar as Ilhas inteiras
De lés a lés.
Amigas, as nossas mãos juntas,
As nossas mãos negras
Prendendo os nossos sonhos estéreis
Varrendo com fúria
Com a fúria das nossas “palayês”
Das nossas feiras,
As coisas más da nossa vida.
Mas é preciso conversar
Ao longo dos caminhos.
Tu e eu minha irmã.
É preciso entender o nosso falar
Juntas de mãos dadas,
Vamos fazer a nossa festa...!
A festa descerá
Ao longo de todas as vilas
Agitará as palmeiras mais gigantes
E terá uma força grande
Pois estaremos juntas irmãs
Juntas na vida
Da nossa terra
Mas é preciso conhecer
A razão das nossas secretas angústias.
Procurar vencer Irmãs
A fúria do rio
Em dias de tornado
Saber a razão
Encontrar a razão de tudo...
“Os nossos filhos
O nosso filho morreu
Roído pela febre”...
Muitos pequeninos
Morrem todos os dias
Vencidos pela febre
Vencidos pela vida...
......................................................
Não gritaremos mais
os nossos cânticos dolorosos
Prenhes de eterna resignação...
Outro canto se elevará Irmãs,
Por cima das nossas cabeças.
Vamos procurar a razão.
A hora das nossas razões vencidas
Se avizinha.
A hora da nossa conversa
Vai ser longa.
De roda do caroço
De roda das cartas
escritas por outrém,
Porque a fome é grande
E nós não sabemos ler.
Não sabemos ler, irmãs
Mas vamos vencer o medo.
Vamos vencer nosso medo
De sermos sós na terra imensa.
Jamais estaremos solitárias...
Porque a nossa força há-de crescer.
E então conquistaremos
para nós
para os filhos gerados no nosso ventre,
Nas nossas horas de Angústia
— Para nós —
A nossa bela terra
No dia que se avizinha
Saindo das nossas bocas,
Uma palavra bela
Bela e silenciosa
A palavra mais bela
Ciciada no nosso crioulo,
A palavra sem nome
Entoada no silêncio
Num coro gigante
Correndo ao longo das nossas cascatas,
Das cachoeiras mais distantes,
O canto do silêncio, Irmãs
Há-de soar
Quando chegar a Gravana.
E por hoje, Irmãs
Aguardemos a gravana
Ao longo das nossas conversas
No serão das nossas casas
sem nome.



Alda Espírito Santo
-Alda Neves da Graça do Espírito Santo-
(Santo Tomé y Príncipe, 1926 - Angola, 2010)
POETA/ESCRITORA/POLÍTICA/PROFESORA/PERIODISTA
de E nosso o solo sagrado da terra, Poesia de protesto e luta
Colecção Vozes das Ilhas Nº1, Edição Ulmeiro, Lisboa, 1978
Traducción de Agustín Abreu Cornelio
para leer más en POETAS SIGLO XXI

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