Fotografía de Jamie Heiden |
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Ahora sí puedo decir amiga.
Se ha extinguido la amarga pulsión
por ser querida. Toco mi piel
en la de las mujeres de mi edad.
Calas recogidas de mañana,
acariciadas por la tarde. El día
nos ha usado para perdurar.
Vine al mundo con designios
y cumplí. Un hijo, dos abortos,
amantes, maridos, contrincantes.
He dado de mí lo que querían
y no lo he dado. Fui prudente.
También enloquecí y especulé.
No me culpo. Nunca salí ilesa
de entre los fuegos que encendí.
Aquí estoy. Una señora más
en la cocina. La señora directora
en la oficina. Una señora sola
en una fiesta. -Los príncipes
han envejecido, mal y solos-.
Los padres mueren, los jóvenes son hijos.
Lo que pudo haber sido ya no cuenta:
no aprendí a amar, militar, ni obedecer.
Sólo sigue conmigo la poesía. Para ella
no espero justicia. No voy traicionar
lo único mío, lo que me hace libre.
-poema inédito-
Carina Sedevich
(Santa Fe, Argentina, 1972)
Reside en Villa María
POETA/LICENCIADA EN CIENCIAS DE LA COMUNICACIÓN/
SEMIÓLOGA/PROFESORA DE YOGA/
DIRECTORA DE REVISTA ARDEA
para leer más en LA INFANCIA DEL PROCEDIMIENTO
en OTRA IGLESIA ES IMPOSIBLE
y MÁS
3 comentarios:
La poesía es a veces el único refugio.
Besos.
Hermoso y resuena!!
Magnífico poema, realidad pura...
Gracias!
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