29 de septiembre de 2017

Ana María Oviedo Palomares, 2 poemas 2


Fotografía de Flóra Borsi
Si te cuentan que me vieron muy borracha,
no es por ti.
(por ti me embriago bella,
después del vino escribo versos sobre la libertad
y la noche,
canto, y todo desierto queda lejos)
Orgullosamente
diles que es
sin ti.


Fotografía de Flóra Borsi


Amanecí otra vez.
Amaneció otra vez,
en otros brazos.




Ana María Oviedo Palomares
(Valera, Trujillo, Venezuela, 1964)
Reside en Barinas
POETA/EDITORA/MÚSICA/PROMOTORA CULTURAL
de Crueles (Treinta y siete canciones y un poema de amor),
Fundación Editorial El perro y la rana, 2010
para leer una reseña en: TINTA CHINA, REVISTA DE LITERATURA
para leer MÁS

28 de septiembre de 2017

Raquel Cané, 3 poemas 3 (de Dos, una habitación)



Fotografía de Adriana Lestido



Difícil separarme de un muerto
después de hacerme un bollito
quieta en la rigidez de un abrazo seco
difícil despedirme
partir, para irse ¿de quién?
la oscuridad confunde, embriaga
desprendimientos que tejieron una manta
o trampa
sopor que no calma mi frío
aunque obture los poros
y nuble la vista
difícil es soltar
cuando se adormecieron los músculos
flacos de no moverme
dejar ese abrigo
finas astillas desintegrándose
hasta descubrir la cavidad
y el latido solo
no sabe contra qué cuerpo
ser eco.






Fotografía de Adriana Lestido



Llamaste desde el cuarto
me senté a tu lado
las sábanas no podían contener
la sangre
dijiste:
buscá ayuda.
Tanteé la pollera, jugué con los pliegues.
Yo era el bloque de vidrio que permanecía
en el canto de la cama sin recordar
como era eso de pararse.
Busqué entre las costillas
magros fuelles.
Entré en los zapatos, los encarné,
tarso metatarso cuero.
Sostenerme era más fácil.
Arrastré cada dedo contra el bronce de la cama
escuché el traqueteo de mis huesos
mientras miraba la pollera menearse
y caer la mano cuando no hubo más
antes de cerrar la puerta
advertiste:
así es mejor, te tendrán lástima.






Fotografía de Adriana Lestido



Hay que atarla, dicen
llora
no me saca los ojos de encima
estoy seca de tanto mirar
se calma, desespero
mientras acomodo sus manos
contra los barrales
aprietan sus muñecas
la inyectan, me eyecto.
Quisiera aparecer en el paraíso
pero dicen que es blanco
y aquí el blanco sobra
entonces me mintieron
el infierno no es rojo.
Mi garganta debe serlo
un pozo lacerante, tapado
piden silencio
se duerme, sigo despierta
esperá ahí, dicen
y señalan el banco bajo la ventana
anudo las piernas
permanecer es una obligación.
Nadie me devolverá a mamá.





Raquel Cané
(Santa Fe, Argentina, 1974)
POETA/ESCRITORA/ILUSTRADORA/DISEÑADORA GRÁFICA/
ARTISTA
de Dos, una habitación, Poemario inédito
su página en FACEBOOK
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27 de septiembre de 2017

Sandra Toro, Vayan sabiendo


Ilustración de X.Lan
VAYAN SABIENDO

No quiero sacar una hoja dejar renglón
bajarme la pollera peinarme un poco
terminar todo el plato sacar la mano de ahí.

No quiero abrir la boca
decir “Ahhhhhhhhhhh” toser seguir el dedo
respirar hondo-contener el aire-respirar normal.

No quiero dar excusas buenos días
pésames lástima rienda suelta
la mano en la reunión.

No quiero precalentar el horno
batir a punto letra enmantecar el molde
agitar antes de servir.

No quiero apilar siempre con este lado hacia arriba
tirar de la palanca en caso de incendio
conservar mi derecha mirar atrás al bajar.

No quiero cortar por la línea de puntos
mantener la distancia firmar al pie
tachar lo que no corresponda

Marcar con una cruz
presionar 1
cerrar paréntesis

(leído en LA TRAMPERA)





Sandra Toro
(Morón, Bs. As., Argentina, 1968)
POETA/TRADUCTORA/EDITORA/BLOGUERA
CORRECTORA DE TEXTOS
para leer una entrevista en LETRA MUERTA
para leer algunas traducciones ACÁ
+ en CAÍNA BELLA
+ en POR QUÉ TIEMBLAN
su blog EL PLACARD

26 de septiembre de 2017

Luisa Isabel Villa Meriño, 3 poemas 3


Fotografía de Maroesjka Lavigne


En esta aldea infeliz 
los pájaros son jaulas que cazan mujeres.


In questo villaggio triste,
i passeri sono gabbie che cacciano donne.





Fotografía de Maroesjka Lavigne

Bertha se asomó al hueco 
y dijo con voz de mar: el agua limpia todo.

Berta s'avvicinò al vuoto
e disse con voce marina: “L‟acqua lava via tutto”





Fotografía de Maroesjka Lavigne

Siento espanto del espejo: 
toco mi carne, ¡está repleta de huesos!  


Ho orrore dello specchio:
Tocco la mia carne, è piena di ossa!




ph Jorge Arturo Rivera Vargas
Luisa Isabel Villa Meriño
(Copey, Cesar, Colombia, 1979)
Reside en Bogotá
POETA/ARTISTA PLÁSTICA/GESTORA CULTURAL
en La luna e i serpenti. Prima antologia di Landai ispanoamericani,
curaduría de Silvia Favaretto y Daniele Rubin, 2014
para leer + en AFROFÉMINAS

25 de septiembre de 2017

Raquel Cané, 6 poemas 6 (de Descarne)



Fotografía de Rebecca Cairns


Cada álamo
era su propio monstruo
erecto
cortando la niebla
verde
escalera de verano.
Sólo un álamo
fue
del otro
testigo
y en su desnudez
por alguna extraña razón
que no comprendo
solemnes
resistieron
uno al lado del otro.





Fotografía de Rebecca Cairns


Nací.
Lejos del escenario ensangrentado, aunque con las uñas
aún sucias de raspar tantas paredes, los saludo.
El asombro es quien me viste.
Respiro profundo, soy aquí, ahora, para mí, para ustedes
una onomatopeya: el latido.
Soy esta valija de descarne que permanecerá cerrada
a quienes me condenen y se abrirá,
cual ojo de tormenta, a quienes me amen.




Fotografía de Rebecca Cairns


Hay días en que me paseo con un puñal entre los dientes
mastico cada palabra
duele.
Y juro
no hay sombra
que no muerda
no hay ángulo
de la habitación
que permanezca recto.
La vida se construye
sobre los muertos.




Fotografía de Rebecca Cairns




Fui baldío
para habitar
en mí.




Fotografía de Rebecca Cairns



Cuando la palabra queda sin tinta
se escribe la acción.
¿Y después?
La memoria o reacciones en cadena.




Fotografía de Rebecca Cairns


Cada noche
me acuesto
con mil mujeres.
A la mañana
una
decide
ponerse los zapatos.






ph Alejandra López
Raquel Cané
(Santa Fe, Argentina, 1974)
POETA/ESCRITORA/ILUSTRADORA/
DISEÑADORA GRÁFICA/ARTISTA
de Descarne, Poemario inédito
su página en FACEBOOK
para leer MÁS 

24 de septiembre de 2017

Antònia Vicens, Ser mujer, ser isla (+1)


Fotografía de Elizabeth Gadd

SER MUJER, SER ISLA

Y es que me sentí isla, antes de saberme mujer. Todo un sector numeroso de mujeres que crecimos con muchísimas carencias, llenas de perjuicios y aún ahora, muchas van por el mundo un poco aturdidas de infancia asfixiada.

Porque aquella niña a la que, cuando tenía once años, compraron una bicicleta y rondaba por las calles de los pueblos pedaleando deprisa, queriendo cortar el viento, trascender y transgredir barreras morales, era todas las niñas.

Los hombres de Santanyí, la mayoría agricultores propietarios de cuatro trozos de tierra infructífera o marineros sin barca, se vieron obligados a embarcarse en barcos que pasaban objetos de contrabando, objetos prohibidos y pecaminosos, tales como el tabaco y el nylon, para poder ganar un sueldo digno y mantener a la familia. Residían en Tánger, Gibraltar, La Línea …

Así todas las criaturas éramos un poco huérfanas: los padres, siempre lejos, sólo venían de permiso una vez al año, y las madres, ansiosas, estaban siempre demasiado pendientes de los temporales del mar, y de las corrientes de su corazón y de su cuerpo de mujeres que se iban convirtiendo en islas desiertas. Islas secas. (…)

Y nunca percibí el más leve rumor de rebelión alguna, o de querer asociarse las mujeres, para exigir sus derechos: emanciparse no les pasaba por la cabeza, dejaban correr los años educando a sus hijas como habían sido educadas ellas, muy atentas a no romper, ni tan siquiera resquebrajar, el orden establecido. Quiero decir que la madre se ponía siempre como espejo y el reflejo genético se complementaba con el reflejo social, y las hijas, no teniendo ningún otro modelo, una vez adultas, se convertían en la madre.

Por lo tanto, cuando me di cuenta que mi destino estaba tan cuidadosamente planeado por aquellas mujeres, víctimas y a la vez cómplices de la dictadura patriarcal y católica, quedé tan asombrada que en un intento desesperado de evadirme de ese tipo de lazos, empecé a soñarme escritora. Quería también explicarme a mí misma por qué isla-cobijo de marineros cansados, en lugar de, simplemente, mujer que piensa y decide el itinerario de sus pasos.

(Texto adaptado de Vicens, A. (1998). Ser dona, ser illa,
Lluc: revista de cultura i d’idees, 806-807, 33-35.)
extraído de LA TRIBU



B O N U S  T R A C K 

Fotografía de Elizabeth Gadd
LA POESÍA

flota sobre
la vida fulgores de otros mundos
te estalla en los ojos también
estrellas
de agua secadas en la cala
de la infancia cuando
rendidos vuelven
los ángeles ya sin
sal sin alas y vos
intentás prender sus sombras
colgajos en la cuerda
de tender
las palabras la hora
que más querrías
retornar los muertos que
te suben por
las piernas
aunque llenes
la noche
de palomas blancas todo
esperando
una chispa de fuego
que te encienda el poema.

Traducción de Carina Sedevich
Propuesta de traducción de Emma Gunst
LA POESIA

plana sobre
la vida fulgors d’altres mons
t’esclata als ulls també
estrelles
d’aigua eixugades a la cala
de la infantesa quan
retuts tornen
els àngels ja sense
sal sense ales i tu
intentes agafar-ne les ombres
penjalls als fils
d’estendre
les paraules l’hora
que més voldries
revocar els morts que
et pugen per
les cames
baldament omplis
la nit
de colomes blanques tot
esperant
una espurna de foc
que t’encengui el poema.




ph Lleonard Muntaner
Antònia Vicens Picornell
(Santanyí, Mallorca, España, 1941)
POETA/ESCRITORA
para leer + en REDUCCIONS REVISTA DE POESÍA

22 de septiembre de 2017

Rita González Hesaynes, 3 poemas 3


Fotografía de Juul Kraijer

LA CENA DE LOS MONSTRUOS

Esa noche vinieron los monstruos a buscarme.
Les destrocé la tráquea y los fui amontonando
en un trance salvaje en la cocina.
Afilé las cuchillas, despellejé los cuerpos
y herví su carne en grandes ollas grises.
Por las habitaciones circulaba un aroma
siniestro y delicioso. Sobre un mantel a cuadros
con cubiertos de plata los devoré en silencio
y fueron agridulces los bocados, lo juro,
algunos tenían sabor a viaje y a trofeo y a brote,
otros a grillos muertos y teatros vacíos
y todo lo comí, como si no hubiera
otro pan en el mundo.

Porque acaso no haya otro pan en el mundo
que los monstruos.

en Orillas -antología poética argentino-española-, 2015
Compilación de Pablo Romero y Rosa Berbel



Ilustración de Juul Kraijer

EJERCICIO APOCALÍPTICO AL MODO DE MARVELL,
DICKINSON, FROST

La fuerza gravitacional todo lo devora
con suficientes partículas, y tiempo.
Si las partículas escasean,
basta el tiempo.
Pero si otra vez tuviera que extinguirme
conozco lo suficiente del desorden
para sostener que la entropía
también es poderosa
y bastaría.

de La Belle Époque, EXPANSIVA,
colección de nueva literatura latinoamericana, 2017



Ilustración de Juul Kraijer

ALGO SABRÁN LAS HOJAS

viene rugiendo el tigre de los cielos
en plena tarde
en pleno pueblo
cantan los yuyos el arrorró del mar
y es el telón voraz de la inminencia
el horizonte entero

algo sabrán las hojas si así bailan

hay almas en el viento
los perros las escuchan
y declaman su cruel sabiduría

ramas y moscas, cenizas y carteles
se precipitan hacia orillas distantes
maderas sueltas golpean las ventanas

nunca ha sido tan ella misma la calle
como ahora, desierta y desvestida
nunca ha entendido tanto
el hombre como en andas del clímax de la vida
en la gran existencia
del más desnudo amor y desconsuelo
del glaciar y la selva y la montaña
y el colmillo inquietante de la muerte
¿será la muerte

será la libertad
lo que busca el follaje en la tormenta?

¿hacia dónde avanzo estremecida
por la lima paciente de los días?
¿qué me reservan los años migratorios?

aquí dejo las uñas
allá el pelo
más allá la sentencia que el perfecto ermitaño jamás dice
a cada piel, adioses
a cada dios, apóstatas
de todo axioma habremos de abjurar
de todo desprendernos
aprender de la hoja
que culmina su viaje solitaria
aprender del abismo y de su hambre

no hay frutos verdaderos en el jardín del tiempo
tan solo encarnación
absorber en el nervio los recuerdos
los bancos de la infancia
las caricias salobres del amante
la pulsación mental de las pantallas
la sombra de los cardos en la tierra

vibra la carne estelar como un cristal

que ha logrado
olvidarse del cristal
todos los disfraces habrá de probarse el universo
y arrojarlos al fuego
como yo arrojo estas palabras viejas
para cambiar de forma y consumarme





Rita González Hesaynes
(Azul, Bs. As., Argentina, 1984)
Reside en Berlín, Alemania
POETA/TRADUCTORA/LICENCIADA EN LETRAS
para leer + en LINKTR.EE







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