LA CENA DE LOS MONSTRUOS
Esa noche vinieron los monstruos a buscarme.
Les destrocé la tráquea y los fui amontonando
en un trance salvaje en la cocina.
Afilé las cuchillas, despellejé los cuerpos
y herví su carne en grandes ollas grises.
Por las habitaciones circulaba un aroma
siniestro y delicioso. Sobre un mantel a cuadros
con cubiertos de plata los devoré en silencio
y fueron agridulces los bocados, lo juro,
algunos tenían sabor a viaje y a trofeo y a brote,
otros a grillos muertos y teatros vacíos
y todo lo comí, como si no hubiera
otro pan en el mundo.
Porque acaso no haya otro pan en el mundo
que los monstruos.
en Orillas -antología poética argentino-española-, 2015
Compilación de Pablo Romero y Rosa Berbel
EJERCICIO APOCALÍPTICO AL MODO DE MARVELL,
DICKINSON, FROST
La fuerza gravitacional todo lo devora
con suficientes partículas, y tiempo.
Si las partículas escasean,
basta el tiempo.
Pero si otra vez tuviera que extinguirme
conozco lo suficiente del desorden
para sostener que la entropía
también es poderosa
y bastaría.
de La Belle Époque, EXPANSIVA,
colección de nueva literatura latinoamericana, 2017
ALGO SABRÁN LAS HOJAS
viene rugiendo el tigre de los cielos
en plena tarde
en pleno pueblo
cantan los yuyos el arrorró del mar
y es el telón voraz de la inminencia
el horizonte entero
algo sabrán las hojas si así bailan
hay almas en el viento
los perros las escuchan
y declaman su cruel sabiduría
ramas y moscas, cenizas y carteles
se precipitan hacia orillas distantes
maderas sueltas golpean las ventanas
nunca ha sido tan ella misma la calle
como ahora, desierta y desvestida
nunca ha entendido tanto
el hombre como en andas del clímax de la vida
en la gran existencia
del más desnudo amor y desconsuelo
del glaciar y la selva y la montaña
y el colmillo inquietante de la muerte
¿será la muerte
será la libertad
lo que busca el follaje en la tormenta?
¿hacia dónde avanzo estremecida
por la lima paciente de los días?
¿qué me reservan los años migratorios?
aquí dejo las uñas
allá el pelo
más allá la sentencia que el perfecto ermitaño jamás dice
a cada piel, adioses
a cada dios, apóstatas
de todo axioma habremos de abjurar
de todo desprendernos
aprender de la hoja
que culmina su viaje solitaria
aprender del abismo y de su hambre
no hay frutos verdaderos en el jardín del tiempo
tan solo encarnación
absorber en el nervio los recuerdos
los bancos de la infancia
las caricias salobres del amante
la pulsación mental de las pantallas
la sombra de los cardos en la tierra
vibra la carne estelar como un cristal
que ha logrado
olvidarse del cristal
todos los disfraces habrá de probarse el universo
y arrojarlos al fuego
como yo arrojo estas palabras viejas
para cambiar de forma y consumarme
Rita González Hesaynes
(Azul, Bs. As., Argentina, 1984)
Reside en Berlín, Alemania
POETA/TRADUCTORA/LICENCIADA EN LETRAS
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su blog FICCIÓN NUCLEAR
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