Fotografía de Tamara Dean |
MUJER DE MONTAÑA
Soñé una mujer
soñé una montaña
soñé que la montaña era una mujer
Caminé en sueños
hacia la montaña
en busca de refugio a sus pies
Pero la montaña llevaba
un manto blanco
y frío el remolino a sus pies
Fotografía de Tereza Vlckova |
ÉRASE UNA VEZ (*)
La salida
siempre fue viable:
el cobijo en los sueños
el apoyo en las palabras
poemas como clavos ardiendo
melodías voladoras: elévate, mi alma...
tras la oscuridad,
¡un futuro a todo color!
INGIBJÖRG DIXIT
"En este poema, publicado en mi libro La cabeza de la mujer,
aparece una cierta opinión sobre la poesía, una opinión que tengo desde hace
tiempo y que no ha cambiado mucho en los diez años que han pasado desde la
publicación del libro. Según esta opinión, los poemas sirven de salida segura
para quien necesite fugarse de algo o alguien. Las palabras y los sueños son
aquello con lo que siempre podemos contar. Los poemas salvan vidas – ellos son
clavos ardiendo – son vitales, son el color en las tinieblas de lo cotidiano. Con
ellos podemos acercar lo intangible que nuestras mentes esconden. Iluminan la
oscuridad y despiertan ilusiones de un futuro a todo color. Dicen: no te rindas
aunque la oscuridad sea profunda, llegará el día en que aclare de nuevo."
(extraído de: EL PERRO BLANCO Nº4)
Ingibjörg Haraldsdóttir
(Reikiavik, Islandia, 1942 - 2016)
(Reikiavik, Islandia, 1942 - 2016)
de Hvar sem ég verd, (1995)
La cabeza de la mujer, Libros del Innombrable
Premio de la Literatura Islandesa 2002
Traducción de Laía Argüelles FolchLa cabeza de la mujer, Libros del Innombrable
Premio de la Literatura Islandesa 2002
para leer MÁS
1 comentario:
cabeza de luna alba// una mujer habitó
*no pocos lo celebraban*
Publicar un comentario