5 de mayo de 2015

Silvia Elena Regalado, 2 poemas 2


 Urszula Kluz-Knopek


QUÉ ALIVIO CONFESARME

Qué alivio confesarme,
despintarte el absurdo de mis venganzas,
tener la libertad de revelarte
que soy ave
pero que tantas veces repto
y me consume la pequeñez humana
de mi infierno.

Qué alivio no falsificarte la apariencia
dejar correr mis miedos y fantasmas
mostrarte esta locura de vivir
hecha un ovillo,
el olor agónico de la esperanza
que no encuentra tierra donde plantarse,
que no esté la soledad para escucharme
y que vos me abracés y me besés la frente.

(de Izquierda que aún palpitas, 2002
San Salvador: Universidad Tecnológica de El Salvador)





Fotografía de Ines Rehberger



RAÍCES

Nadie dirá
que mis antepasados fueron negros,
que esta libertad intransigente de mis manos
tiene sus raíces
en esa esclavitud
que humilló
a la más hermosa de las razas.

Nadie sospecha.

Mi pelo encubre historias.
Sin embargo,
hay una sabiduría de la sangre
que busca
un ancestral llamado de tambores
y se rebela fiera
contra todas la esclavitudes.

(de Desnuda de mí, 2001)






Silvia Elena Regalado 
(San Salvador, El Salvador, 1961)
para leer más en ARTE POÉTICA

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