Fotografía de Jessica Silversaga |
FETOS
En el campo a los cachorros
se los mata de un palazo si no tienen dueño.
No puede haber tanto perro suelto
muerto de hambre y cazador.
A Martín le ordenaron que mate
a los recién nacidos.
Los puso en un hueco en la tierra
usó un vidrio y tapó el pozo.
Vio a las crías asfixiarse
retorcerse hasta morir.
¿Quién eras niño?
¿Qué hacías?
Fotografía de Jessica Silversaga |
LOS HOMBRECITOS
Hermana, los vimos crecer.
Hace tiempo dejaron de ser chicos
que corrían como gatos y tenían miedo al agua.
Las tres camperas de hombres-niños
con sus cuellos de lana de cordero.
Jeans. La radio que no funcionó.
El día que los vimos crecer
era verano azul escopeta
se preparaban para la caza.
Esa noche tomamos mate en la cocina.
esperábamos la cena.
Su papá llego borracho
el cielo torcido como una rama
acortó la niñez de los hombrecitos.
Agarró a la madre por la espalda.
Ella lo sintió encima.
le apretó el pelo con las manos
justo en el cuello donde pasa el aire.
La quiso matar.
El hermano mayor apuntó
la escopeta defendió a la madre.
El padre se escapó ese día y siempre.
Después salimos a cazar.
De la noche resta el frío azul de las hojas
en las puntas de las escopetas.
Nosotras vimos como se les iba la infancia
el color del mal las noches de juegos en el galpón.
Por eso fuimos a cazar. Para dejarlos ir.
Para que el frío, la noche, las balas
y las liebres en el pajonal
se quedaran entumecidas encandiladas
bajo las luces de los reflectores.
El gatillo no es dócil
la helada lo endurece dijeron.
Las liebres son fáciles
van llenas de dolor animal.
(Buenos Aires, Argentina, 1985)
del poemario inédito Crudas
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1 comentario:
Tremenda.
Un beso, Emma.
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