Jamás confíes en un corazón
que reposa en un cubo de hielo.
Porque al sacarlo,
creerás que se mueve
y digo creerás porque sólo será
como las muecas
de la primera víctima de las películas
de terror
y que resultan ser
uno de esos movimientos espasmódicos,
involuntarios,
posteriores a la muerte
en el momento justo
en que el alma
encuentra el túnel de luz
y por allí se va.
Si ves a un corazón en una hielera,
huye:
Porque al primer descuido,
pretenderá despojarte
de esa vida
que no tiene.
Un corazón suspendido
en un frasco de vidrio.
Flotando pequeño,
clavado por alfileres
como el corazón de una muñeca:
ausente, turbio,
sin conciencia
de su propio abismo.
Adriana Bertorelli Párraga (Caracas, Venezuela, 1968)
de Música de Rockola, Criteria, 2005
para leer MÁS
1 comentario:
Oh! Lindos.... Bico!
Publicar un comentario