Fotografía de Helen Korpak |
Yo he visto a una mujer nacer del agua
con el vientre cargado de promesas,
con el mundo retozando en sus espaldas.
He visto sus ojos que imaginan
un fruto cayendo de su cuerpo
rodando por veredas y caminos
creciendo con raíces arraigadas en su pecho.
Yo sentí en la piel la sonrisa y el presagio,
la dulce lágrima en la explosión del universo,
la esperanza de unas alas que se gestan
aprendiendo a volar entre sus sueños.
Yo he visto a una mujer
iluminando el mundo con su vientre
único faro que la guía
único asidero a su presente...
Extraña es de ser tierra la alegría
y de un satélite amando su creciente.
Yo he visto a una mujer nacer del agua
con el mundo ensanchándole el ombligo,
como dulce granada que madura,
preparando su carne al sacrificio.
Aída Elena Párraga
(San Salvador, El Salvador, 1966)
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7 comentarios:
este poema no es un ramillete de flores, es un manojo de campos.
abrazo.
Yo he visto a esa misma mujer nacer de un poema. He visto el dolor del poema cuando la mujer se arrancó de raiz. He visto el poema preparar su carne al sacrificio. "La mujer escribe, y eso es lo que importa.."La mujer es. Me encantó. Beso
La mujer... ese aire para el mundo, ese mundo que es el mundo.
Precioso poema...
Mua!
Hermoso!!! Da aliento.
todos nacemos
del agua
de una mujer
Qué bonito es ser mujer al leer esto :)
Gracias por compartirlo, es un grito de mujer... hermosa
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