15 de enero de 2013

Ana Merino, Para sobrevivir lo cotidiano


Fotografía de Lauren Randolph

PARA SOBREVIVIR LO COTIDIANO

Al bajar al sótano mi ropa sucia
olvidé que guardaba un puñado de ideas
en el bolsillo de atrás del pantalón,
y al sacar la ropa limpia de la lavadora
las descubrí desperdigadas
en trozos de papel totalmente ilegibles.

Desde ese momento
el alma de las cosas susurra que estoy loca
porque rezo al revés a un dios que ya no existe,
y me salen estigmas en las manos
y me vienen a ver desconocidos
que se quedan conmigo por las noches.

Se ahogaron mis palabras en agua enjabonada
y no pude encontrar su rastro en mi cabeza.

Las letras que surgieron de mis dedos
que anoté en los papeles que guardé en mi bolsillo
eran mi dirección, mi nombre,
el título de un libro,
los idiomas que hablo, las cosas que no digo.

Eran fórmulas mágicas para sobrevivir lo cotidiano,
cómo abrir el buzón y dar los buenos días
cómo no abrir la puerta al hombre seductor
que nunca se refleja en los espejos.

Todo lo que anotaba eran pequeñas pistas que seguía
para recomponer las piezas de mi cuerpo,
para no equivocarme y saber quién soy
sin tener que pensármelo dos veces.




Ana Merino 
(Madrid, España, 1971)
POETA/DRAMATURGA/NARRADORA
de Juegos de niños, Visor Libros, 2003
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3 comentarios:

Leo Mercado dijo...

Es recomenzar al fin.

Unknown dijo...

Admirable. !Cuantas cosas podemos perder en segundos¡ Pero siempre nos queda el futuro, y lo que atesoramos resurgirá como el ave Fénix.
Un abrazo

EG dijo...

Gracias Roberto! (al igual que a Leo) me parece un gran poema, a veces no entiendo la ausencia de comentarios en letras tan vivas.

Un abrazo

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