7 de diciembre de 2012

Violette Leduc, 3 fragmentos 3


Winona Ryder,  s/d del autor de la fotografía

"¿Y la literatura? Me abruma... Estoy cercada; escribo lo que he vivido.
Doy relieve a dramas convertidos en naderías con los años... 
Escribir es dar nuestro calor. He dado mis manos tibias a una sierra de metales en una quincallería... 
Escribir es prostituirse. Es coquetear, es venderse. Es tal vez algo peor: la prostituta no siente nada... 
Escribir es empapar la pluma en agua de mar el primer día de vacaciones. 
Todo el mundo ve el cielo, todo el mundo es escritor. 
Lo demás son juegos de espejos... 
¿Escribir o callarse? 
Escribir la palabra imposible en la curva de un arco iris. 
Todo estaría dicho."

(de La locura ante todo, Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 
1973
Traducción de Estela Canto)



Fotografía de девушки, одиночество

La quiebra. Estar en quiebra. A los quince años yo leía las lista de quiebras. Mi lectura, una cacería del fracaso. Siempre he hurgado en los diarios de provincia.

1944 ¿Es que estoy en quiebra? ¿Estaré en quiebra? Las estaciones han volado en relámpagos, los caminos son trabajos, mi dinero duerme en mi valija, una gran ciudad va organizarse, me rechazará. Estoy clavada, mi quiebra es inevitable. Las balas silban por encima de los techos. Refugiada en un departamento, en el muelle Malaquais, me acurruco en una buena bañera vacía. Los revólveres se callan, yo espío, de pie en la bañera, la monto, entreabro la ventana del lado de la calle Bonaparte, me asomo, espío. Si me asomo demasiado por la ventana me matarán. No, no espío. Miro los cascos y las bolsas de arena, busco a París más allá de las barricadas, junto a su río. París esta vacío, es altanero. Un árbol se somete, un árbol nos observa con todas sus hojas, es verano. Un chasquido. Es la muerte, sólo una ráfaga. Cierro la ventana, vuelvo a la bañera, me siento, apoyo la frente en las rodillas. Ni un amigo, Ni una amiga mientras los revólveres tienen sus crisis de rabia. Tengo miedo, mis lágrimas caen en la bañera. Súbitamente, el silencio. Salgo de la bañera, troto hasta la ventana, la entreabro, me asomo, me asomo. Dos camilleros llevan a un muerto en una camilla. La mano ha caído, todavía está caliente, es blanda, las botas bostezan, una manta terrosa cubre el cuerpo, la cara. Un muerto. Es el primero que veo. Los camilleros son rutinarios, parecen distraídos. Oigo el silbido. Un revólver, un solitario, reanima el combate, el muerto es arrastrado más lejos. Cierro la ventana, me acurruco en la bañera, lejos de mi valija, lejos de mi dinero.

Los revólveres se calman, salimos a la calle, me reintegro a mi domicilio.




Porno, de Wes Anderson

No hay más que palabras definitivas. No hay otras palabras. Tengo una fiebre de buscador de oro para encontrar esa palabra: el diamante de una obrera. Si no la encuentro voy a arrastrarme a lo largo de los cafés cerrados a las once de la noche. Las sillas, una sobre otra, son elocuentes, y yo estoy muda. ¿En qué te has convertido, tú, que querías escribir? Un pedazo de diario pisoteado con el que se divierte el viento en una calle pisoteada. 

(de La locura ante todo, Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 1973
Traducción de Estela Canto)




Violette Leduc 
(Arras, Pas de Calais, 1907 - Faucon, Francia, 1972) 
ESCRITORA
para leer MÁS
su WEB 

3 comentarios:

Ana Muela Sopeña dijo...

Qué buena escritora, Emma. No la conocía y me ha encantado.

Describe su mundo interior con una fiereza arrolladora.

Te dejo un abrazo
Ana

EG dijo...

Buenas noches Ana! hoy releyendo viejos poemas en este blog, descubrí un comentario en el que me preguntaban si había leído a Violette Leduc (se me había pasado por alto!) y la busqué, no hay mucho, pero lo suficiente para tener certeza de que hay que procurar los libros!!!
Un abrazo!!!

Leo Mercado dijo...

Escribir es, definitivamente, prostituirse.

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