5 de octubre de 2012

Luisa Castro, Dejé de transmitir sus señales e interpreté las mías (+1)


Fotografía de Илья. Ш.


DEJÉ DE TRANSMITIR SUS SEÑALES E INTERPRETÉ LAS MÍAS

Cuando las gaviotas se lo coman todo
y en los esqueletos de los barcos proliferen
los insectos,
seguirás preguntándote qué hice contigo
después de recordarte.

Porque después del recuerdo vienen otras cosas
que no conociste,
que tampoco conocí porque desaparecían
al ritmo ligero de lo no deseado.
Pequeñas rozaduras que envejecían el instinto
de retenerte
y que no hacían daño, como ahora las gaviotas.

Todavía no, pero las veo gordas
sobre sus patas tiesas de aferrarse a los ahogados
y comerles los ojos
sin movimiento.

Porque no opone resistencia la carroña
engordarán tranquilas.

Pero todavía no,
aunque las vea.


B O N U S  T R A C K 




ESTOY HACIENDO PRUEBAS DE VELOCIDAD

Retrocede.

No soy yo, que conozco la cinta del tiempo
y navego
a sabiendas
de que en el mar las horas tienen otro arbitrio
y otra medida
las fuerzas.

Es el mundo,
que retrocede.






Luisa Castro 
(Foz, Lugo, España, 1966)
de Los hábitos del artillero, Colección Visor de Poesía, 1990
VI Premio Rey Juan Carlos
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3 comentarios:

Axis dijo...

Me conmovió el título, es una gran síntesis de algo que sentí durante muchísimos años y luego el desenlace, para mi bien, creo, despues de todo...

Beso!

Darío dijo...

Es una hermosura.

Leo Mercado dijo...

Después del recuerdo, viene el olvido, indefectiblemente.

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