Fotografía de Laura Marie |
El aire huele a gatos, a sol, a caléndulas
y a descalzas reales.
Incienso pesado.
Pero yo estoy demasiado sola, quiero morir,
quiero ser despedida,
quiero dejar de estar disponible,
quiero dejar de respirar, y respirar, y respirar.
Las polillas de los viejos arcones,las manzanas con azúcar,
el gengibre en las cocinas,
las viejas muñecas,
el khol sobre mis párpados.
Las perlas, Vías Lácteas opacas de tristeza,
las perlas verdes como uvas espinas
reflejadas en un espejo,
todo debe morir conmigo
porque yo estoy demasiado sola,
porque yo estoy demasiado triste.
Me han arrancado la túnica negra
con sus cenefas transparentes,
sus aguas oscuras,
sus rosas de rosas té de oro,
y lo han reemplazado por este hábito gris,
monjil, prostibulario,
por esta toca que arranco con furor de mi cabeza.
Mi amor crucificado tiene el color de la sangre
y la tibieza del éter que abrasa el sol púrpura.
No puedo cantar, ni llorar, ni reír,
ni quemar alcanfor,
ni beber beleño, ni fumar opio.
No quiero sumergirme en las aguas pútridas del Ganges,
ni en las del Río de la Plata,
esa cúrcuna barrosa
de pétalos deshechos en los cementerios.
Solamente quiero el océano y las fuentes cristalinas
y el piano de Keith Jarret
para mi desvalida condición humana.
Solamente el oscuro frenesí del narciso
solamente el oscuro frenesí de Dionisos.
Voy a morder el corazón húmedo de rocío
de las granadas,
voy a beber el polen de sus flores rojas.
Seré lapidada por sus frutos y sus sexos de cobre.
Tamboriles.
Dejen que muera tranquila con mis drogas,
dejen que caiga mi ser.
No, no tolero los dramas cotidianos.
Yo domino las puertas de la percepción.
Soy Damocles, pero amo la espada que me matará.
Sí, mi fetiche es la droga.
Devuélvanmelo.
Sepan, conozcan la angustia de despertar al mundo
todas las mañanas,
el temor paranoico del largo día que nos amenaza.
No, yo no he salido de la adolescencia
y no saldré jamás.
¿Para qué nací?
Porque alguien debe siempre cantar lo maravilloso,
alguien debe cantar el dolor, el crimen y el suicidio.
Aquí estoy. Para eso nací.
Porque alguien debe ser capaz
de abandonar tina profesión redituable
por "un amor loco",
un "pez soluble"
y unos "campos magnéticos".
Para eso nací.
No traigo esperanzas para nadie.
Y es cierto, Lacan:
"La vida no quiere curarse".
Yo no quiero curarme.
¿Qué es la salud, al fin y al cabo?
Mi mejor drama
es gozar con mis propios sufrimientos.
Lilith, Signo Ascendente, 1987 |
Carmen Bruna -Bruna Carmen Zucarelli-
(Quilmes, Buenos Aires, 1928-2014)
MÉDICA/POETA
de Lilith, Signo Ascendente, 1987
Lectura recomendada por ALEJANDRO SCHMIDT
Lectura recomendada por ALEJANDRO SCHMIDT
para leer: Antología de la Poesía Cósmica, Tanática y Alucinógenapor Fredo Arias de la Canal, Frente de Afirmación Hispana, México, 2004
4 comentarios:
ay dios, creo que me voy a morir, esta mujer escribió "para qué nací"... y pffffffff
qué bueno Noelia que lo hayas leído y que sientas así.
Viste el año en que nació, no?
Definitivamente me encanta. La suya es una escritura féerica que apela a una mujer fuera del tiempo....
gracias por publicar un poema de mi madre
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