17 de mayo de 2012

Elizabeth Azcona Cranwell, 2 poemas 2 (+1)

(*)
LA NOSTALGIA

Hay un día en que las cosas son un hondo precipicio
conozco el rostro húmedo y las manos que nunca me abandonan
la noche que se abre
como un pueblo de alondras disperso en la tormenta.

Yo he escuchado a mi amor desde lejos en una lengua extraña
mientras la nostalgia murmuraba sus frases de curiosa hechicera
ella alargaba sus caricias en las ventanas del insomnio
como una huésped cuya mano asolaba el relámpago.

Porque ella no era el día
y tampoco era el ángel sediento de palabras
mi propia voz la nombra como a una desterrada
desabrigada madre, de pechos dulcemente vacíos.

Más allá de la noche donde se enciende la ternura
más allá de la calle donde el viento deshace la forma de los pasos
sé que hay un país nuevo, cansado de las sombras.

Una música fija
un tiempo de colores intensos como dioses desnudos.
Pero mi corazón sigue clavado para siempre en los sitios imposibles.




(*) Fotografías de Natasha Gudermane

LA AUSENCIA

Vacío
acaricio el vacío
ahora tengo los ojos saqueados por la sombra
de tanto iluminar
lo oscuro del amor.

Vacío
yo me aferro al vacío
porque la tierra es dura y no comprende
bastaba una mirada para todo el espacio
una mano iniciaba el alerta del mundo.

Se ha vaciado de golpe todo el candor del cielo
he perdido los árboles hundidos de miradas
¿qué gritaría un ángel ante tanto abandono?
¿cómo haría el silencio si no existiera el día?

Vacío
yo me abrazo al vacío
hace frío en la sangre desnuda de la noche.
De tanto haber amado
ya no soy sino un eco.

(de De los opuestos, 1966)


B O N U S  T R A C K

Fotografía de Gabriele Chiapparini

PERMANENCIA

El cielo es curvo y cierto de humedad
cielo de confesiones incumplidas.

Es en vano llenar de gestos nuevos los huecos de la 
tarde, adorar cada día un reflejo distinto, andar
cazando vida muy lejos de la orilla del corazón.

El amor envejece
y es tu voz la que precipita el desasosiego del atardecer.

Esto eres tú todavía, todavía tu intento insostenible,
todavía tu rostro, la gran dulzura desesperada.

Mi soledad saqueada por amigos sonrientes, ahora por
momentos su eterno descubrir.

Y de mi triunfa siempre la nostalgia, esa ardiente
insegura.

En el colmo del tiempo volveré a dedicarme a tu mirada.
El amor rozará muchas veces el borde de mi noche.
No te destruirá.

(Edgar Bayley […y otros] La poesía del cincuenta, Buenos Aires: CEAL, 1981)



Elizabeth Azcona Cranwell 
(Buenos Aires, Argentina, 1933 - 2004)
POETA/NARRADORA/ARTICULISTA/TRADUCTORA/CRÍTICA LITERARIA
para leer la Obra Completa de Dylan Thomas traducida por E.A.C
para leer MÁS

6 comentarios:

Anónimo dijo...

ay ay ay, no puede ser tanta sincronicidad!!!!! Excelente M!

Noelia Palma dijo...

Pero mi corazón sigue clavado para siempre en los sitios imposibles.

me muere

çç dijo...

La nostalgia de Elizabeth encamina una intensa daga al nido de las sombras...

"...De tanto haber amado
ya no soy sino un eco."

despojada de la anécdota, rompe la piel antes de tocar...

me gusta su cadencia y dirección

gracias Emma.

el maquinista ciego dijo...

Me quedé en el mismo mapa imposible que Noelia......

Muy buena, no la conocía!
Abrazos, Emma ;))

Valeria dijo...

Me dejó temblando. Dos o tres frases universalmente dolorosas, verdades que todos conocemos y no siempre aceptamos. Pffffff...

EG dijo...

Lindísimo no es cierto? Yo solo había leído una novela de ella, La Mordedura -un libro que me compré allá por el 98'-. Después ví un par de sus poemas...pero estos...me encantaron.

Saludos Valeria.

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