14 de noviembre de 2010

Ana Pérez Cañamares, Los árboles


la Cañada, Ciudad de Córdoba (Argentina)


LOS ÁRBOLES

Somos inocentes, gritan los pinos
Adam Zagajewski

El autobús que nos lleva al metro
pasa en su trayecto por un parque.
A cada lado de la carretera
nos escolta una fila de árboles
que cada día asisten a la misma escena:
mi hija desayunando las galletas
yo viendo con la misma tristeza
cómo mi hija desayuna
frente a extraños, en un autobús.

Giro la cabeza y ahí están,
los árboles. Tristes y dignos
como profesores prejubilados
que han de callarse lo que saben.
No conozco sus nombres
ni cómo se llaman los viajeros
con los que coincido cada día.
Sólo sé que los árboles
con su tronco negro por el humo
me están susurrando:
nuestro sitio no es éste.



Ana Pérez Cañamares 
(Santa Cruz de Tenerife, España, 1968)
de Alfabeto de cicatrices, Editorial Baile del Sol
su blog: EL ALMA DISPONIBLE
para leer MÁS

5 comentarios:

batalla de papel dijo...

Giro la cabeza y ahí están,
los árboles. Tristes y dignos
como profesores prejubilados
que han de callarse lo que saben.

Bello. Un beso amiga

Stalker dijo...

Es verdad, no es ése: los hemos reducido a una prisión de cemento, a un no-lugar.

Y tienen tanta vida por delante, fuera de nuestras ciudades...

abrazo

Anónimo dijo...

Qué hermosa, alma sensible, los árboles son sabios y fuertes y como un karma hasta la próxima vida; esbeltos y llenos de smog estan ahí para ayudarnos a soportar la insoportable jungla de cemento que los humanos hemos creado...

Anónimo dijo...

Menos mal que aun podemos verlos en nuestras ciudades, menos mal que tengo un parque cerca de casa.

Ana Pérez Cañamares dijo...

Muchas gracias y un fuerte abrazo

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