12 de mayo de 2022

Cecilia Antolini, 3 poemas 3



Ilustración de Zafouko Yamamoto

MI REVOLUCIÓN SOY YO

Para vieja soy joven
y para joven, vieja
La revolución es, para mí, la novedad de la menopausia, el sofocón del vino con amigas, el descubrimiento del cuento del nido vacío, la apropiación de la soledad, mi plusvalía
Mi cuerpo no tan distinto porque dos piernas me llevan más segura, dos brazos que aprietan y, ¡ojo! también sueltan, una arruga nueva sobre la boca de reírme tantos años
Los surcos alrededor de los ojos, de llorar y de gozar la vida
La revolución es también para mí, la mujer nueva, la que sabe que el amor no es dolor, que nadie la completa como a la media naranja porque ella, triste o feliz, está entera; la que se despide de una culpa hasta que aparece otra pero desde que descubrió "que para ellas la culpa y para ellos la disculpa" entonces chau, la que puede decir que quiere salir corriendo de algunos lugares y personas
También la que no, pero ahora lo piensa
La que milita una causa, la que es su propia causa
La que va a la marcha pintada con brillos, o a cara lavada, y se saca una foto con el celular, movida y feliz aunque el motivo sea tristísimo
La que retomó una pasión y la que la defendió con uñas y dientes
La que elige, la que cree que elige, la que todavía no puede pero quiere
Que si le gusta bailar se va a la milonga o al Tropi y mueve la cola y las manos arriba al ritmo de la cumbia con una jarra de Pantera Rosa
Y el lunes a zumba y a dar la vuelta mil veces a la plaza del barrio mientras se cuentan ese WhatsApp que las dejó ternurita
La que le dice al chabón ¿qué mirás? y se defiende ella y a las pibas porque ya no cree que provocan
La que primerea porque tiene ganas, con o sin vergüenza
La que baila en la murga, llena de lentejuelas, una lengua bordada y fileteada la risa ¡qué emoción es verla levantar las piernas como tijeras!
La que dejó el corpiño con pushup o la que ya no usa
Que si le gusta la calza se la pone, o la remera animal print, que disfruta de su pelo largo porque ya no se come el cuento de la manzana, o corto porque no le importa lo que dicen que es femenino
La que se tiñe de violeta o rojo y la que luce las canas
La que hoy tiene plata y dice "yo invito"
La que se saca una entrada para escuchar a su artista preferida, preferido, y va sola y no se siente solita
La que se compra 6 meses antes un pasaje en tren y se anima a conocer el mar, o las sierras, o el mar y las sierras porque su frase de cabecera es ¿porqué no?
La que volvió a estudiar y la que no pudo ir al secundario y es tan sabia
La que se prepara el mate y se lo lleva a la cama el domingo a la mañana o el sábado a la noche, con la gata, el perro o sola, y disfruta una peli y deja de estar pendiente de ese mensaje, porque está para ella
Mi revolución soy yo, peleándome para mirarme con cariño, 
mientras las espero a todas en el reflejo de mi espejo


Ilustración de Zafouko Yamamoto

Soy sola, no solita
Sola con dos hijos
aclarando para no dar "solterona", porque hasta eso aprendimos a escuchar calladitas la boca
-mujer sin marido es frígida, santurrona o indeseable-
Sola con toda la responsabilidad,
inclusive la de haber elegido ese hombre como padre
y de criar varones
"¿Quién les enseña a ser machistas? Las madres!!!" gritan por ahí creyendo haber ganado una batalla de una pelea que nosotras, con todas las contradicciones, damos para arriba y no para el costado
Ahora cumplo un sueño de años,
mis hijos están grandes,
soy deseable porque me sacudo todo lo posible lo que dicen sobre nuestros cuerpos descartables después de la turgencia y sigo deseando pese a los pronósticos de sequía
Soy como el desierto florido
Cuido y defiendo mis proyectos con uñas y dientes, porque aprendí de la usurpación de mi primer territorio
Especialmente a nosotras nos cuentan el cuento del nido vacío, del arrasamiento de la menopausia, de la ausencia de deseo
"Ya vas a ver, no vas a querer que te toquen ni con un palo"
Si, quiero tocar y ser tocada
aunque me haya dado el sí a mí misma hace tiempo ya, como dice la poeta de mi poema de cabecera
De a ratos soy feliz y eso es un montón
No me engaño con papeles metalizados, no creo todo lo que me dicen tampoco, no idealizo
Quiero para mí lo que para todas:
quererme, dejarme querer, amar,
tener una casa con muchas flores y animales
Ir y venir como se me dé la gana
Y, a veces, quedarme en un abrazo que no me asfixie



Ilustración de Zafouko Yamamoto

COMO UN DÍA DE DOMINGO

Deseo
un jardín de gentes que no sufran el exilio, 
los desahucios ni los desplazamientos.
Que no tengan que abandonar sus casas, cruzar el mar en botes, las fronteras. Mejor todavía, que se desdibujen las fronteras.
Que construyan su hogar,
o, si lo prefieren, que sean pasajeras y pasajeros del mundo.
Que rían o lloren de tanto amor.
Que celebren su libertad.
Que a nadie se le ocurra envenenarles el agua, la comida, los sentimientos.
Que no les disparen a los ojos.
Que no les maltraten.
Que no incendien sus barrios, sus bosques, sus adoradas selvas.
Que no tengan que explicar porqué creen en lo que creen, porqué caminan, respiran y aman.
Un mundo donde lxs niñxs no trabajen y puedan leer y se imaginen otros mundos: el mar si nunca lo vieron, los volcanes, los saltos, los cerros, la nieve, los animales de otros hemisferios.
Que deseen y sueñen 
Que jueguen.
Que no haya que explicarles sobre las diferentes pieles, ni enseñarles a quién amar o limitarles sus sentimientos.
Que no sufran el abuso.
Que conozcan el cine y los helados.
Que no les maten a sus madres.
Un paisaje húmedo y colorido para las mujeres.
Que escuchen su música preferida.
Que canten, afinadas o no,
que saquen la voz.
Que caminen sin miedo.
Que no se atrevan a llamar putas a sus amigas.
Que no las vendan porque a nadie se les ocurra comprarlas.
Que no mueran en abortos clandestinos
o a manos de sus parejas.
Un pueblo lleno de bordados, de polleras, de trenzas, de cajas, de danzas, de cuentos contados de boca en boca, donde la cultura se disfrute y valore.
Agua
Pan
Tierra
Frutas
Vino
Fuego
Aire
Para todas, para todos
Un imposible, 
una utopía, una quimera
Una lucha
Una memoria
Un orgullo
Una esperanza



Cecilia Antolini
(Buenos Aires, Argentina, 1962)
LICENCIADA EN TRABAJO SOCIAL Y ESTUDIOS DE GÉNERO/
LECTORA DE POESÍA
para escuchar una entrevista en MUJERES QUE NO FUERON TAPA
para leer una nota en DIARIO DIGITAL FEMENINO







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