3 de enero de 2018

María Antonieta Flores, 4 poemas 4


El Limite | The Limit, ilustración de Ana Yael

MORADA ANTIGUA

yo vengo de una estirpe de mujeres solas
eficaces
inembargables
derrotadas antes de nacer
por la muerte
siempre guardadas
como semillas que arrastra el viento
entregadas al sacrificio de la vida
sin un futuro ni un presente
sin vástagos que las resguarden
aprendidas en soledad
ellas mismas amamantándose
haciendo de cada día una victoria estéril
mujeres que hablan desde muy lejos
ahogadas en su torpeza y en la bruma del deseo
mujeres solas que arruinaron sus manos
en el oficio duro que le entregaron las prendas blancas
y perdieron sus días entre toses y dolores de pecho
conociendo todo de la pobreza
administrando los silencios y el alimento diario
entrando en las jornadas
con un dolor irremediable
estirpe sin grandes ambiciones
dulces mujeres que amaron sin respuesta
y fueron una tras otra
mano con mano
fundando la cadena del desamparo



LA ORANTE

vas encendiendo velas
por aquel que está perdido
por aquel que te llama en la noche alta
una vela de iglesia por el amor
cantemos al amor de los amores
dicen los fieles del recuerdo
la ruta en penumbras para los orantes
la angustia contenida en el respirar
la sacristía llena de secretos
y en tus manos, velas
oras al santo de su nombre
la virgen antigua te observa
resplandece un cuenco con miel y agua bendita
tú llevas a sus labios un trozo de pan
mientras en tu garganta
el trago de vino arde
y te llegan las viejas oraciones de la infancia
las que piden protección
en el regazo del silencio cae una hoja diminuta
te santiguas frente a sus sueños y le cantas poemas






Obra de Christian Schloe

DUST



el caliente sabor de la ternura
Thiago de Mello

hoy me duele demasiado el amor
su ausencia
su certeza de instante
su mentira
el bagazo de unos días
la intensidad que me colgó en este dolor largo
inexplicable
con hambre de muerte
bebo el vino blanco
y pienso en la exactitud de las palabras
en lo simple de una metáfora
obscena
y me digo
sólo un polvo


LOS TRIBUNOS SON BLANCOS

me voy pronunciando tu nombre al revés
para deshacer el conjuro que me ajoró
al vientre de un insecto sin élitros
y coloco la carta del ahogado
en la cruz de los tiempos
sobre el paño negro de las adivinaciones
allí en el centro
donde pregunto quién soy
mientras el eremita mira el desierto
y un grano de arena
se posa justo en el centro de mi lengua
a la derecha de la cruz, invertida
la carta del perro
así veo que a otras proteges
resguardas sus nombres
mi historia toda recogida en el ahorcado
y me llaman los bufones
a ocupar el antiguo lugar de mi jerarquía
se están borrando las líneas de mi mano
ellos por primera vez callan
y te miran
yo, salida por la puerta equivocada del laberinto
me siento ante un camino sin encrucijadas
dobles son los pasos de la maldad





ph Samir Bueno
María Antonieta Flores 
(Caracas, Venezuela, 1960) 
POETA/ENSAYISTA/EDITORA/
CRÍTICA LITERARIA/PROFESORA UNIVERSITARIA
de La voz de mis hermanas: y otros poemas, 
Serie Colección Vitrales de Alejandría, Poesía, Caracas, 2005
para leer una entrevista en: QUÉ LEER
para leer MÁS  y en: FALSO PARADÓJICO

1 comentario:

Rosa Trujillo dijo...

Yo escuché tu nombre. Me vino un manojo, un mirto, un clavel, un gladiolo. La mata de gengibre,el Amaranto,la Sabila. Yo escuché tu nombre, sin conocer la letra, ni el desierto de una franja en el desaliento de un poema. Yo escuché ese nombre y luego vi la cara de un ancestral misterio y la revelación de una carne sufriente en la metáfora. Yo escuché tu nombre, para ir detrás de aquella esquina corriendo a buscar el personaje del poema, que se aleja raudo, para mostrar el mío como un aliento ahogado en transparencia...

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