Pero tú descortézate, ven,
descortézame de mi palabra.
Paul Celan
Vengo a la herida,
la describo.
Hay un gato rubio, un televisor,
sartenes, libros, pájaros, extraños en el parque,
y una mujer que a veces soy yo
y a veces segrega esto de sí
para escuchar de nuevo.
Y lo aprendido es:
no basta con echar la desgracia de uno,
el dolor continúa si escuchas:
en el piso de abajo, un matrimonio africano
baldea el suelo de la cocina,
una niña grita dentro de la casa,
el esposo se apresura con un trapo.
Para sangrar de nuevo tantas vueltas.
Cuánto vale una palabra.
Soledad: una nuez en la carótida
latiendo cada día.
Culpa: gasa de sombra entre mis ojos y el mundo,
qué terrible descarnadura
la del que mira sin piedad,
en su juicio no habrá tampoco atenuantes.
Apuesta: asir
la mano del esposo que nos mira,
creyendo que a su igual se dirige
sin sospechar que las heridas
nos cercan hasta tejer una corteza
de gestos y palabras,
y en ese caldo nos cocemos.
¿Tanto vale una palabra
para no renunciar a lo que nombra?
Mi nombre significa "la ungida con el óleo",
la manera en que los antiguos
señalaban a sus reyes;
mas si pudiera ir veinte años atrás,
aquel día en el campo,
le diría a mi padre:
no me enseñes a disparar,
enséñame a ser dulce, descortézame
de mí.
Esta palabra sirve
para el chacal y su comida,
pero de qué hablaré cuando mi esposo
con el pelo enaguado a las espaldas,
se levante hacia mí desde el mar y me pregunte.
Prólogos de Julia Otxoa y Pablo Gª Casado
LAS SEÑALES DE LA DEVASTACIÓN
Lo insaciable tiene un final devastador.
A. J. Gras Mentado
Los que hemos agotado nuestro honor
compadeciendo nuestro cuerpo
y nuestra vida, por la noche
miramos la programación
de la tele en los periódicos
antes de salir del trabajo.
Después, a solas, nos refugiamos en la casa.
Aquí, donde las cosas muestran
las señales de la devastación:
estos escasos metros de alquiler
amueblados con plásticos,
esta pequeña habitación
sin flores y sin puertas
donde sería indiferente
morir o escuchar ópera…
Esta humilde carencia nos sostiene
como nunca lo hicieron ni el amor ni la rabia.
de La insolencia, Universidad Popular de San Sebastián de los Reyes, 2001
Premio de Poesía ‘José Hierro’ 2000
Premio de Poesía ‘José Hierro’ 2000
The deep blue sea (Reino Unido, 2011) |
VERGÜENZA
El número de hijos de puta
aumenta cada día, pero es peor
el mayor número de tontos.
Yo me cuento entre los segundos,
a veces mi padre pregunta
si voy a hacer algo al respecto;
pero no suelo contestarle,
me limito a mirar la tele
sentada enfrente de su cara.
Debería decirle que lleva la razón,
que la gente me mira como
a una rara especie de animal,
como si se sintieran cómodos
en el papel del delator.
Me gustaría hacer algo para cambiar,
ser más inteligente, fumar con elegancia…
ese tipo de cosas que te hacen respetable.
Pero en el fondo nunca sería suficiente,
los platos se me siguen cayendo de las manos.
de Las rutas del nómada, Universidad de Murcia, 1999
VERGONHA
O número de filhos da puta
aumenta cada dia, mas pior
é o número ainda maior dos tontos.
Eu conto-me entre os segundos,
às vezes o meu pai pergunta-me
se vou fazer alguma coisa a respeito disso;
não costumo, porém, responder-lhe,
limito-me a olhar a tv
sentada em frente da sua cara.
Deveria dizer-lhe que tem razão,
que as pessoas me dirigem o olhar
como se a uma espécie rara de animal,
como se se sentissem confortáveis
no papel do delator.
Gostaria de fazer alguma coisa para mudar,
ser mais inteligente, fumar com elegância…
esse tipo de coisas que te tornam respeitável.
Mas, no fundo, nunca seria suficiente,
os pratos continuam a cair-me das mãos.
Traducción al portugués de Luís Parrado
(Madrid, España, 1967)
ESCRITORA/DISEÑADORA GRÁFICA/BLOGUERA/
poemas extraídos de REVISTA HACHE
para leer una entrevista en REVISTA MAGMA
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