3 de abril de 2014

Sonia San Román, 2 poemas 2 (II)



Fotografía de Werner Amann

Pronto.
Temprano.
Cuando nuestros padres
aún eran sólo unos niños asustados
porque nosotros ya habíamos
dejado de serlo.

Nos miraban desde las aceras,
sin reconocer su cosecha,
como a una plaga de infectados
por un virus ajeno al nombre de su dios.

Demasiado pronto
quisimos contagiar un entusiasmo
estampando versos insolentes
en sus puertas blindadas.

Sus pupilas agitaban noes
para empequeñecernos
pero seguimos cantando.
Demasiado pronto.
Cantando.

Y entre nota y nota
sus ojos de piedra dura
helaron todos los colores
de nuestros versos.
Y por ver un sí en sus pupilas
de niños
llenamos de silencio
nuestra madurez aniñada
y dejamos de cantar en alto
y abandonamos el baile en las plazas.
Pronto.

Demasiado pronto les seguimos
a las aceras para desinfectarnos
de esa peligrosa peste del que no tiene nada
que perder
con sus miradas de aprobación.

Y nos enjaulamos.
Voluntariamente presos.
Fieras domesticadas
en el nombre del padre.
Adormecidos por la gracia de Dios.

¡Que alguien traiga una escalera!
¡Que alguien traiga el pico
de deshacer aceras!

Que alguien traiga la espada
de allanar caminos.



s/d del autor de la fotografía


La calle, escenario húmedo
por donde patinar las vanidades,
los elogios, las sonrisas de domingo.

No somos tan felices
ni tengo por qué contarlo
a desconocidos que me hablan
como si me conocieran de antes.
Como si les debiera abrir las puertas
que tengo cerradas para casi todos.

No soy exactamente eso
que vosotros entendéis
por normal
aunque pasee a vuestro lado
una vida modesta.

Nos diferencia que yo amo profundamente
mis rincones oscuros.
Esos que os empeñáis en no mostrar
bajo vuestros gorritos de flores.

Esos que parecen aterraros
cuando los otros los llevan sin pudor.

Como si aceptar la noche fuera caminar desnudos.

La calle, plató de carcoma
por el que paseamos tan juntos
y tan distantes como un fantasma
y su carne antigua.




Sonia San Román 
(Villamediana de Iregua, España, 1976)
de Anillos de Saturno, Editorial Baile del Sol, Colección Poesía, 2014
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4 comentarios:

Carmela dijo...

La calle, la que hacemos al andar cada día.
Un beso.

Anónimo dijo...

Le afanaré la foto de autor/a ignorad@
A cambio le dejo un abrazo.
(Salió perdiendo)

EG dijo...

si hay abrazo no se pierde nada ;)

Dígame algo de los poemas por favor Don

Anónimo dijo...

Y es más... averigüé el autor: es Joao Coutinho
http://www.pinterest.com/pin/90212798757357927/

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