Fotografía de Maria Frodl |
LA DANZA DE LA VIDA
Sólo un maestro
me enseñó a bailar con el corazón.
Fue más allá de
la correcta posición de los brazos,
de pasos que además de estar en francés
parecían no decirme nada.
Tal vez él lo dijo sin decirlo
pero yo pude escuchar
y ese día cambiaron muchas cosas.
Después me dediqué a andar por la vida
girando, avanzando o retrocediendo
mirando también la danza de los árboles
la danza del fuego
la de las personas que pasan, se detienen o se van.
Miré muchas veces un movimiento que contenía a otro
y éste a otro y así infinitamente.
Y pensé en un gran universo
hecho de movimientos y reposos.
Aprendí a ver la danza escondida
en lo mínimo, en lo sutil,
pero también en lo grande.
Después pude saltar o volar
cada vez que fue necesario.
Despegar del piso para ir hasta el más allá.
O quedarme cerca de la tierra
juntar el impulso necesario
bailar dentro de la respiración
y seguir.
(a Ricardo Alfonso)
Fotografía de Jacques Henri Lartigue |
Cuando se encuentra,
después de haber buscado tanto,
una razón sencilla
para justificar nuestras acciones
para sostener cada batalla
hasta el final.
Cuando se encuentra la luz
con la sombra
y juegan su juego sin nosotros.
Cuando se encuentra
el último lamento
la forma en que el miedo
nos arrastró por el piso
hasta cansarnos
hasta convertirse en otra cosa.
Cuando se encuentra el amor
no precisamente a la vuelta de la esquina
pero sí en un lugar inesperado
con las defensas bajas.
Y estampa en nosotros su vuelo
su grito sostenido.
Entonces todo lo otro
lo que nos mueve a vivir
los días en la luz
los días en la sombra.
Entonces el miedo y sus puñales
escapan definitivamente de la carne.
Entonces las razones
que nos sostienen y justifican
se vuelven claras.
Los animales eternos los ángeles dormidos
que atraviesan el cuerpo
que respiran en cada célula
que desconocen a nuestros enemigos
van alimentando un fuego secreto
silenciosamente
en el laberinto de nuestras decisiones.
Candelaria Rivero (Santa Fe, Argentina, 1984)
POEMAS DE LIBRO EN PREPARACIÓN
su blog EL JUEGO DE LA CANDELA
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