7 de marzo de 2013

Gemma Gorga, El barquero


Fotografía de Elise Rasmussen

EL BARQUERO

Levantarse temprano y comprobar que todo sigue igual,
que las ventanas no han envejecido tanto durante la noche
y que el pan de ayer sigue tierno para los dientes de leche
del nuevo día, que en la cocina perdura el olor áspero
del curri, el olor de nuestras manos preparando la cena,
preparando el amor bajo el lienzo blanco de la harina,
que los libros todavía conservan, tozudos, memoria
de las palabras, que todo está en fin donde tiene que estar,
desde los huesos hasta las mariposas, pasando por
los meridianos y por los silencios, que ocupan la exacta
latitud celeste donde alguien los dibujó. Y así cada
día idéntico trabajo para pasar del ayer
al hoy, para atravesar las oscuras aguas de la noche
con éxito y volver a comenzar como si nada hubiera
pasado –más que un poco de tiempo, el fango de los segundos.
Y así hasta que una noche embarquemos. Pero será otro ya
el río y será otro el barquero. Para entonces, dime, ¿quién
mantendrá el nombre, quién resguardará el olor de todo aquello
que hemos sido, que por nosotros ha vivido, qué mirada
recogerá las ventanas, el pan, las manos, la memoria,
los libros? ¿Qué lodo se atreverá a anegar tanta vida?



EL BARQUER 

Llevar-se d’hora i comprovar que tot és al seu lloc,
que les finestres no han envellit tant en una nit,
que el pa d’ahir segueix tendre per a les dents de llet
del nou dia, que a la cuina perdura l’olor groga
del curri, l’olor de les nostres mans fent el sopar,
fent, lentes, l’amor sota els llençols blancs de la farina,
que els llibres encara conserven, tossuts, la memòria
de les paraules, que tot és, en fi, on ha de ser,
començant pels ossos i acabant per les papallones,
pels meridians i els silencis que ocupen l’exacta
latitud celeste que algú els va assignar. I així, cada
dia, la mateixa feina per passar de l’ahir
a l’avui, per creuar les aigües fosques de la nit
amb èxit i tornar a començar com si res no hagués
passat, tret d’una mica de temps, el fang dels segons.
Fins que una nit embarcarem, però serà un altre
el riu i un altre el barquer. I aleshores, digue’m, ¿qui
mantindrà el nom, qui salvarà l’olor de tot allò
que hem estat, que per nosaltres ha estat, quina mirada
guardarà les finestres, el pa, les mans, la memòria,
els llibres? Quin llot s’atrevirà a engolir tanta vida?




Gemma Gorga 
(Barcelona, España, 1968)
POETA/PROFESORA
LICENCIADA Y DOCTORA EN FILOLOGÍA HISPÁNICA
de El desordre de les mans, 2002
Traducción de Pablo Jauralde Pou
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6 comentarios:

Javier López-Gomis dijo...

MARAVILLOSO poema. Enormísimamente bello. Lleno de ternura, de nostalgia y de un vitalismo especial, lleno de preguntas más allá de lo común.

Mil gracias por compartirlo.

Besos.

EG dijo...

siii, es de una profunda ternura y densa reflexión cotidiana. Son los que me gustan amigo, qué querés que te diga?! Y de Gemma, todo lo que leí, me gusta muchísimo.

A B R A Z O

Ana Muela Sopeña dijo...

Qué hermosa manera de hablar de la vida y de la muerte...

Me ha encantado
Un beso
Ana

fus dijo...

Un hermoso poema lleno de ternura y emociòn.

un abrazo

fus

Darío dijo...

Esto es poesía. Lo mejor que leí en largo tiempo. Quiero.

Ronald Bonilla dijo...

Gemma, con esta reflexión me has hecho vibrar "desde los huesos hasta las mariposas". Gracias, recibe mi abrazo desde la otra orilla del poema.

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