Las manos de Eleanor, Winthrop, Massachusetts, 1965 Fotografía de Paul Caponigro |
LA MANO EN EL ARADO
Feliz aquel que administra sabiamente
la tristeza y aprende a repartirla entre los días
Pueden pasar los meses y los años nunca le faltará
Qué triste es envejecer a la puerta
entretejer en las manos un corazón tardío
Qué triste es arriesgar en humanos regresos
el equilibrio azul de las extremas mañanas de verano
a lo largo del mar que nos transborda
en el demorado adiós de nuestra condición
Es triste en el jardín la soledad del sol
verlo desde el rumor y las casas de la ciudad
hasta una vaga promesa de río
y la vida pequeñita que se concede a las uñas
Mas triste es que tengamos que nacer y morir
y que haya árboles al final de la calle
Es triste ir por la vida como aquel
que regresa y entrar con humildad engañados muerte adentro
Es triste en el otoño llegar a la conclusión
de que el verano era la única estación
Pasó el viento solidario y no lo conocimos
y no supimos ir hasta el fondo del verdor
como ríos que saben dónde encontrar el mar
y con qué puentes con qué calles con qué gentes con qué montes convivir
a través de palabras de un agua ya dicha para siempre
Pero lo más triste es recordar los gestos del día siguiente
Triste es comprar castañas después de la corrida
entre el humo y el domingo en la tarde de noviembre
y tener como futuro el asfalto y mucha gente
y detrás la vida sin ninguna infancia
volviendo a ver todo esto un tiempo después
La tarde muere a lo largo de los días
Es muy triste andar entre la ausencia de Dios
Pero, poeta, administra la tristeza con sabiduría
A mão no arado
Feliz aquele que administra sabiamente
a tristeza e aprende a reparti-la pelos dias
Podem passar os meses e os anos nunca lhe faltará.
Oh! como é triste envelhecer à porta
entretecer nas mãos um coração tardio
Oh! como é triste arriscar em humanos regressos
o equilíbrio azul das extremas manhã do verão
ao longo do mar transbordante de nós
no demorado adeus da nossa condição
É triste no jardim a solidão do sol
vê-lo desde or umor e as casas da cidade
até uma vaga promessa de rio
e a pequenina vida que se condece às unhas
Mais triste é termos de nascer e morrer
e haver árvores ao fim da rua
É triste ir pela vida como quem
regressa e entrar humildemente por engano pela morte dentro
É triste no outono concluir
que era o verão a única estação
Passou o solidário vento e não o conhecemos
e não soubemos ir até ao fundo da verdura
como rios que sabem onde encontrar o mar
e com que pontes com que ruas com que gentes com que montes conviver
através de palavras de uma água para sempre dita
Mas o mais triste é recordar os gestos de amanhã
Triste é comprar castanhas despois da tourada
entre o fumo e o domingo na tarde de novembro
e ter como futuro o asfalto e muita gente
e atrás a vida sem nenhuma infância
revendo tudo isto algum tempo depois
A tarde morre pelos dias fora
É muito triste andar per entre Deus ausente
Mas, ó poeta, administra a tristeza sabiamente.
(O problema da habitaçao, 1962)
(São João da Ribeira, Rio Maior,
Portugal, 1933-1978)
de El problema de la habitación, Ediciones sequitur, Madrid, 2009
Traducción de Luis González Platón
Presentación de Pedro Serra
un ESTUDIO SOBRE SU OBRA
4 comentarios:
A veces vuelvo a leer sin que salgan palabras, solo guardo las que leo.
Un beso, Emma
es hermoso...y yo te entiendo Carmela
Muy bello y el final es para citar en algún libro. besos Miriam.
Excelente tradução.
Parabéns por este espaço e por toda a Poesia.
Link - www.poesiavimbuscarte.wordpress.com
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