Ilustración de Brian-Froehlich-Sara-Simpson, "La ceremonia" |
PRIMERA DECLARACIÓN DE LA ESCLAVA
Yo jadeo por ti.
Muero por tu mano en la mía
sueño con tu abrazo
mi ilusión es que un día me digas
ven, quiero besarte
te adoro, eres hermosa.
Yo podría si me dejaras
decirte mil veces
te quiero, quiero estar contigo
mañana, tarde y noche
a pesar de estos mil años
horas de horas viendo televisión
amor intenso
o tibio, o largo o breve.
Pero callo
sé que me despreciarías
como a una perra pegajosa y babeante
que no deja de mover la cola
la lengua afuera
cuando llegas;
que se orina en las alfombras
cuando presiente una caricia.
Fotografía de Natasha Gudermane |
SEGUNDA DECLARACIÓN, DE RODILLAS
No quiero santificar Tu nombre
pero lo santifico y musito:
Estira Tu mano y llévame contigo
a Tu reino
aunque no vea Tu voluntad.
Eres mi Señor
y debes cuidar de esta sierva
ante Ti hincada
mira mi abatimiento, sácame de mis angustias
de este valle de lágrimas en el que vivo
mis días están en Tus manos
mis manos alzadas sólo ansían Tu benevolencia
llévame contigo
como si fuera Tu hija
como si fueras Mi Padre
presta oídos a mi ruego
como Dios, a Sus Bienamadas criaturas.
Giovanna Pollarolo Giglio
(Tacna, Perú, 1952)
de La ceremonia del adiós, Peisa Eitorial, 1997
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3 comentarios:
Como juego me parece divertido. Como poema, precioso. Que el poema nunca se confunda...
Joder, qué final. El final es lo mejor, lo más trágico.
Oh! Reina! viste que pedazo de poema?
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