18 de octubre de 2012

Miriam Reyes, 2 poemas 2 (VII) +1



Fotografía de Laura Makabresku



ME HE COLOCADO LA VENDA CON CUIDADO

–como un velo de novia–

y he caminado hasta el centro del corro

–como camino al altar–.

La gallinita ciega, la gallinita loca.

Ellos están ahí, pero sólo son fragmentos:

un par de brazos, un ojo abierto, un mentón…

Los voy acumulando.

Quiero hacer un montoncito con todos ellos

para construir mi castillo de arena

y sentarme a esperar la gran ola.

Tan pancha, tan loca

–como una reina–.


(de 23 Pandoras: Poesía Alternativa Española,
 editado por Vicente Muñoz Álvarez)



Fotografía de Laura Makabresku






DESDE LA ORILLA QUE SÓLO ME LAMES

y que soy una alfombra de conchas vacías.

Pero donde ya no se hace pie

y los muertos flotan

soy la tierra en la que penetras y te filtras.




Fotografía de Laura Makabresku




(*) POÉTICA

Siempre adentro. No me gusta observar desde fuera. Escarbo en lo oscuro. Con frecuencia no sé lo que busco ni entiendo lo que encuentro, pero no puedo parar de escarbar: todo huele a tierra. 

No voy a hablar de cómo hay que escribir. No creo que haya que escribir de ninguna manera en particular. De lo que sí voy a hablar es de por qué lo hago. Hasta hace poco no lo tenía muy claro. Escribir siempre ha sido algo natural y necesario, nunca se me ocurrió preguntarme qué era lo que me movía a ello. Pero me han hecho esa pregunta tantas veces y tantas veces me resultó incómoda y desagradable, que llegué a la conclusión de que merecía la pena meditar al respecto. Creo que al fin he encontrado una respuesta sincera, limpia de pretensiones. Escribo porque cuando no lo hago estoy como muerta. No valgo nada, soy una cosa deprimida, inconsolable e infeliz. Los otros no lo notan, no hundo a nadie conmigo y nadie tampoco puede salvarme. 
Cuando imagino cómo sería mi vida si no volviera a escribir una línea, me aplasta la imagen de una vida totalmente hueca, y me da un miedo más grande que el propio miedo a la muerte, que me abordaba algunas noches, cuando sólo tenía diez años. Le tenía miedo porque imaginaba que la muerte era como estar inmovilizada, con los ojos abiertos en la oscuridad, eternamente, sin posible liberación ni escapatoria. Escribo y se encienden las luces, no me importa que lo que iluminen sea duro o doloroso, el tiempo empieza a correr de nuevo y mis músculos se tensan. 




Miriam Reyes 
(Orense, España, 1974)
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5 comentarios:

Angi La Fiera dijo...

Emocionada con la lectura de esta "Poética". Gracias.

Darío dijo...

Una locura, una borrachera de palabras.

Jesús Galbraith dijo...

me encanta, no me canso de leerla

Ío dijo...

Me recuerdo en el segundo, y ciertamente una parece hueca si no escribe; comprendo, me emociono.
Gracias, Miriam.
Besos

Ío

Carmela dijo...

Simplemente hermoso.
Un beso

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