Fotografía de Anka Zhuravleva |
El mundo es una torre de marfil, en vano
busco una puerta en sus paredes curvas.
Parezco una actriz representando a un borracho,
camino tratando de hacer una línea recta,
nunca eses. No soy una profesional
de la actuación, ni siquiera me le parezco,
pero caminaré tratando de hacer una línea recta.
A veces me siento frente al ordenador y busco
toda clase de cosas, desde zapatos hasta amor.
Y sí, todo lo encuentro allí, porque el mundo es una torre
y estoy atrapada con todo lo demás, es inevitable.
Cuando me miro al espejo me sorprende lo común
que parece mi rostro, y me digo:
es bueno ser tan común, no te asustes.
Vuelvo a sentarme frente al ordenador y encuentro
las mismas cosas, todo, todo, hasta el amor.
Y allí mismo, tecleando,
trato de comprender
por qué me siento libre en la jaula del pájaro.
Fotografía de Anka Zhuravleva |
EPITAFIO EN LOS DÍAS HABITUALES
Me pregunto cuál es la defensa de esta terca pasión,
por qué no fui costurera, vendedora de cigarros, bailarina o actriz.
Sobreviví por costumbre como las aves del cielo,
nunca estimé la moda tanto como a los nenúfares en su limbo,
visité catedrales y amé la inmovilidad de los cementerios.
Magnífico hubiera sido elegir otras tareas
y no esta vocación suspendida
a la que la mente, de la mano del oficio, me arrastró.
(Barranquilla, Colombia, 1977)
de La vocación suspendida, Sevilla, España, 2008;
2º edición, Editorial Travesías, Ministerio de Cultura
(Barranquilla, Colombia, 2009)
su WEB
4 comentarios:
Nada más claro ni iluminador: libre, adentro de una jaula. Un abrazo, después del infierno.
El segundo poema es la anarquía por lo que elejimos.
Bss.
No está mal buscar amor y zapatos. Ambos se parecen.
si, la antítesis de estar libre y no saber a dónde ir de tanto encierro... según cómo se piense, claro...
gracias por esto, me encanta, no la conocía!
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